Miguel de Unamuno: la lucha contra uno mismo
"A veces, el silencio es la peor mentira".
Figúrense lo tonto que será."
"El modo de dar en el clavo
es dar cien veces en la herradura".
SU OBRA
"Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento".
"Lo sabe todo, absolutamente todo.
"Procuremos más ser padres de nuestro porvenir
que hijos de nuestro pasado."
es dar cien veces en la herradura".
"Besos que vienen riendo, luego llorando se van,
y en ellos se va la vida, que nunca más volverá".
"Se viaja no para buscar el destino
sino para huir de donde se parte".
Miguel de Unamuno fue quizás el mayor pensador que nos dejó la Generación del 98. De hecho, su obra es tan importante literaria como filosóficamente.
Este escritor vasco (era bilbaíno) estuvo muy vinculado a la ciudad de Salamanca, de cuya Universidad fue Catedrático de Griego y rector varias veces, y por cuyas calles y cafés era habitual verle conversando en las tertulias a las que era tan aficionado. Eso sí, sus convicciones políticas (la situación de España le preocupaba profundamente, y en consecuencia, era muy crítico con la situación política) hicieron que fuera desterrado a Fuerteventura en 1921 por ataques al rey ya la dictador Primo de Rivera, y aunque le indultaron, se autoexilió voluntariamente al sur de Francia, y solo regresó cuando terminó la dictadura. Entonces, en Salamanca se le hizo un recibimiento apoteósico, muestra del respeto y admiración que despertaba su figura entre la gente.
Su entusiasmo por la República (a cuyo triunfo él había contribuido con su pensamiento, su escritura, su exilio) le hizo particpar activamente y presentarse como candidato a diputado. Sin embargo, su desacuerdo con las medidas que iba tomando hizo que, cuando en 1936 el General Franco se alzó contra ella, Unamuno apoyara en un primer momento la sublevación como la única esperanza para España. Pero pronto se vería obligado a cambiar de opinión, al ver el cariz del levantamiento y la represión que el fascismo impuso a sus opositores, entre los cuales había muchos intelectuales amigos de Unamuno que fueron fusilados o encarcelados. El 12 de Octubre de 1936, en un acto en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, tras haber oído hablar a intelectuales que apoyaban a Franco, tomó la palabra (a pesar de que tenía pensado no hablar), y pronunció el famoso discurso en que dijo su mítico "Venceréis, pero no convenceréis":
Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión (...) Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.
Sus palabras derivaron en una airada discusión con sus opositores. Como consecuencia, Unamuno es destituido como rector y es sometido a arresto domiciliario, que algunos testigos dicen que pasó en "resignada desolación, desesperación y soledad". En alguna entrevista manifestó su horror ante la guerra en la que se estaba hundiendo España, y su sensación de soledad y aislamiento frente al régimen del terror y la barbaria que según él se imponía por parte de los dos bandos enfrentados
La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los "hunos" y los "hotros". Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...
El 31 de Diciembre de ese mismo año, el fatídico 36, murió repentinamente en su casa, mientras conversaba con sus amigos. Y Machado entonces escribió:
«Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo».
SU OBRA
Y es que, efectivamente, la lucha consigo mismo es quizás la características principal de su pensamiento y, por tanto, de su obra.
Porque toda su obra, que es amplia y variada (escribió poesía, teatro, novelas y ensayos) tiene en común que es una expresión de su pensamiento, y su pensamiento se basa siempre en la duda y la contradicción, que es lo que empuja al hombre a reflexionar (dice un proverbio oriental: Gran duda, gran iluminación. Pequeña duda, pequeña iluminación. Ninguna duda, ninguna iluminación).
Y Miguel de Unamuno dudaba, y le daba vueltas a sus dudas, y de esas dudas y contradicciones surgen sus ideas y sus obras literarias: entre la fe y la racionalidad, entre la justicia y el orden, entre la Republica y la autoridad, entre la libertad y el determinismo, entre la tradición y el progreso, entre la naturaleza y la sociedad, entre la realidad y el sueño, entre el realismo y la imaginación.
Porque toda su obra, que es amplia y variada (escribió poesía, teatro, novelas y ensayos) tiene en común que es una expresión de su pensamiento, y su pensamiento se basa siempre en la duda y la contradicción, que es lo que empuja al hombre a reflexionar (dice un proverbio oriental: Gran duda, gran iluminación. Pequeña duda, pequeña iluminación. Ninguna duda, ninguna iluminación).
Y Miguel de Unamuno dudaba, y le daba vueltas a sus dudas, y de esas dudas y contradicciones surgen sus ideas y sus obras literarias: entre la fe y la racionalidad, entre la justicia y el orden, entre la Republica y la autoridad, entre la libertad y el determinismo, entre la tradición y el progreso, entre la naturaleza y la sociedad, entre la realidad y el sueño, entre el realismo y la imaginación.
Sus preocupaciones y sus reflexiones giran sobre todo en torno a dos ejes temáticos:
- El tema de España:
- su decadencia, su crisis, su situación y las posibles soluciones políticas, sociales y culturales,
- también le interesó mucho su historia, su cultura, sus tradiciones (por ejemplo, escribió un ensayo titulado "En torno al casticismo" donde reflexiona sobre lo castizo, lo típica y esencialemnte español), su paisaje o, como no, su literatura (su ensayo "Vida de Don Quijote y Sancho" es un ensayo en que recoge sus reflexiones sobre la genial obra de Cervantes).
- Cuestiones filosóficas, existenciales y morales que él se planteaba con verdadera angustia: el sentido de nuestra existencia, la angustia existencial ante la muerte, la duda sobre la pervivencia del alma, la duda sobre la existencia de Dios y sus consecuencias para nuestro modo de afrontar la vida...
Estos temas son los que están presentes de forma constante en toda su obra. En prosa cultivó, fundamentalmente, novelas y ensayos:
- En sus novelas
- lo más importante no es el argumento, sino transmitir sus reflexiones sobre los temas que le preocupaban, bien a través del simbolismo de situaciones y personajes (por ejemplo, Augusto, el personaje que se rebela contra su autor en Niebla, es un símbolo del hombre que se plantea su propia existencia y se "rebela" contra la idea de Dios), o bien a través de las palabras que dicen los personajes, que se convierten a veces en "portavoces" de las ideas o las dudas del su autor.
- por eso, la acción es muchas veces mínima, las descripciones son impresionistas y subjetivas, y predominan sobre todo diálogos y monólogos. Muchos las criticaron diciendo que no eran verdaderas novelas, y D. Miguel reaccionó diciendo que lo suyo no eran novelas, sino "nivolas", término que él acuñó para designar obrs narrativas como las suyas (o sea, en las que la acciòn es poco importante y predominan las ideas, el subjetivismo, la imprecisión, los diálogos y los monólogos).
- Destacan Niebla, La tía Tula, Amor y Pedagogía, San Manuel Bueno Mártir o Abel Sánchez.
- En sus ensayos
- trata directamente sus preocupaciones,
- existenciales y religiosas (Del sentimiento trágico de la vida, La agonía del cristinanismo)
- sobre España, su tradición y su esencia (En torno al casticismo, Vida de D. Quijote y Sancho)
La vanidad del mundo y el cómo pasa, y el amor; son las dos notas radicales y entrañadas de la verdadera poesía. Y son dos notas que no pueden sonar la una sin que la otra a la vez resuene. El sentimiento de la vanidad del mundo pasajero nos mete el amor, único en que se vence lo vano y transitorio, único que rellena y eterniza la vida. Al parecer al menos, que en realidad… Y el amor, sobre todo cuando lucha contra el Destino, súmenos en el sentimiento de la vanidad de este mundo de apariencias, y nos abre el vislumbre de otro en que, vencido el Destino, sea ley la libertad. ¡Todo pasa! Tal es el estribillo de los que han bebido de la fuente de la vida, boca al chorro, de los que han gustado del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. ¡Ser, ser siempre, ser sin término! ¡Sed de ser; sed de ser más! ¡Hambre de Dios! ¡Sed de amor eternizante y eterno! ¡Ser siempre! ¡Ser Dios!
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