El Renacimiento es una época optimista, vitalista, idealista y empapada por todas partes de influencia clásica, de ahí que en el XVI, los relatos más leídos (que lo fueron mucho, gracias a la imprenta, con la que los relatos extensos en prosa conocieran toda una eclosión imposible cuando los libros había que copiarlos a mano) y que podemos considerar como representativos de este momento sean precisamente los denominados "relatos idealistas" : argumentos idealizados (amor, aventura, heroísmo, exotismo, refinamiento...), muy alejados de la realidad cotidiana, protagonizados por personajes también idealizados (caballeros guapos y valerosos, damas bellísimas y refinadas, pastores cultos y sentimentales...) que no evolucionan, situados en lugares idílicos o exóticos (desde el locus amoenus, siempre maravilloso y primaveral, a las lejanísimas Islandia o Grecia), en épocas remotas o indeterminadas, contados por un narrador omnisciente en 3ª persona que utiliza, al i