¿Qué es literatura?
Literatura, música, pintura, cine, escultura, danza, arquitectura... son "artes". Arte es toda aquella producción humana que persigue una emoción estética, y no una utilidad práctica inmediata (aunque luego pueda tenerla o podamos buscársela, pero es algo secundario y accesorio). Es decir, arte es todo aquello que busca sorprendernos, conmovernos, entretenernos, divertirnos, emocionarnos. Gustarnos, por lo que sea.
Las artes se diferencian entre sí por el medio que utilizan para conseguir esa emoción estética: la música emplea sonidos; la pintura, formas y colores; la escultura, volúmenes y texturas; el cine, imágenes en movimiento y sonidos... y la literatura, palabras. Es decir, lenguaje. Por ello, además de un arte, la literatura es también un proceso de comunicación, pero peculiar, precisamente por su pretensión artística, en que cada uno de los elementos de la comunicación que hemos visto presentan unas características especiales:
EMISOR
El emisor en literatura es el creador de una obra literaria, al que generalmente denominamos autor y que frecuentemente es un escritor (aunque no siempre ha sido así, como veremos, porque no toda la literatura es escrita).
Las obras cuyo autor es desconocido se denominan anónimas, y esto puede suceder por dos motivos:
- Obras populares, de transmisión oral que se van modificando en ese proceso de transmisión, de las que es difícil determinar su autor original y terminan siendo colectivas.
- Autores que por motivos ideológicos o de cualquier otra índole no quieren que se conozca su identidad. El caso más famoso de nuestra literatura quizás sea el de El Lazarillo de Tormes.
La obra literaria no se dirige a un receptor concreto, sino a uno indefinido e indeterminado, que se convertirá en lector de la obra (si se transmite por escrito) u oyente (más frecuente en los primeros siglos de nuestra literatura, cuando la mayor parte de la población no sabía leer ni escribir).
Generalmente, la recepción de la obra literaria se corresponde con la lectura solitaria, a excepción del teatro, en el que el receptor es colectivo, se denomina público y puede reaccionar en el momento ante la misma.
MENSAJE
El mensaje en literatura es también peculiar, por varios motivos:
- En primer lugar, por la subjetividad: el autor plasma en la obra su visión personal de la realidad, sus ideas o sus sentimientos acerca de ella.
- Ficción: aunque se base en la realidad, toda obra literaria incluye en mayor o menor medida invención del autor. Según la dosis de fantasia o realidad tendremos obras más realistas o menos realistas.
- La obra literaria utiliza el lenguaje en su función poética, es decir, es un mensaje que llama la atención sobre él mismo y en el que la forma (la belleza, la originalidad expresiva , etc.) importa tanto como el contenido.
- De hecho, los temas en literatura suelen repetirse (amor, muerte, destino, el sentido de la vida, naturaleza, la crítica de la sociedad, las aventuras y los sueños); lo que suele cambiar es la forma de tratarlos.
CANAL
Actualmente estamos acostumbrados a identificar literatura con textos escritos, pero esto no siempre ha sido así. Según el canal por el que se transmite, podemos distinguir dos grandes tipos de literatura:
- Literatura oral- literatura que se transmite boca a boca, de generación en generación, manteniéndose en la memoria y modificándose en el proceso de transmisión, convirtiéndose así en colectiva. Casi siempre tiene un carácter popular, sencillo, y se adapta a los intereses y gustos del pueblo. Durante la Edad Media esta era la literatura mayoritaria, aunque precisamente por su naturaleza oral, mucha se ha perdido.
- Literatura escrita- Literatura creada y transmitida por escrito, firmada por un autor y que generalmente tiene un carácter más culto. Depende mucho de la evolución técnica.
- Así, antes de la imprenta era necesaria copiarla a mano (y con tinta mojada en una pluma de ave... imaginaos lo costoso, en todos los sentidos, del proceso). De ahí la preferencia por el verso, la escasez de obras largas en prosa y lo limitado de los ejemplares de cada pbra.
- La invención de la imprenta permitió una verdadera revolución, que hizo que la literatura escrita llegara a muchísimas más personas (y perdiera ese carácter minoritario y cultísimo) y se desarrollaran géneros que antes lo tenían muy difícil, como la novela.
- La segunda revolución de la literatura escrita ha sido el formato digital, que ha contribuido aún más a esa democratización (es más fácil para todos llegar a la literatura, independientemente del nivel económico), está produciendo cambios en la industria editorial, favorece la difusión de determinados géneros (la poesía, los relatos breves, los microrrelatos...) y permite más fácilmente la difusión de obras de autores no consagrados.
CÓDIGO
En literatura, es doble:
- Por una parte, la lengua natural que utiliza cada literatura (y según esto tenemos la literatura castellana, literatura gallega, literatura francesa, literatura inglesa, etc.).
- Pero se trata siempre de un uso especial de la lengua natural, a cuyas características hay que añadirle los rasgos propios (o convenciones) de la lengua literaria: los géneros literarios, los recursos estilisticos o figuras retóricas y la métrica (en las obras en verso), de los que hablaremos enseguida.
CONTEXTO O SITUACIÓN
La literatura es casi siempre un ejemplo de comunicación aplazada, el emisor emite el mensaje en una época y un lugar determinados, de los que el receptor (cada receptor) puede estar muy alejado, en el espacio y/o en el tiempo: podemos leer obras escritas hace cientos de años en cualquier punto del planeta. De ahí que para comprender (y estudiar) las obras de una determinada época sea necesario que conozcamos algo de las circunstancias que rodearon al autor, que muchas veces determinan o explican muchas características de su obra.
Y la iniciativa para que se complete este proceso de comunicación es casi siempre del receptor, que es el que decide como, dónde, cuándo y por qué escuchar o leer una obra literaria.
Y la iniciativa para que se complete este proceso de comunicación es casi siempre del receptor, que es el que decide como, dónde, cuándo y por qué escuchar o leer una obra literaria.
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