Generos y subgéneros: ¿cuál es cuál?
a) romance b) fábula c) oda d) microrrelato
e) sátira f) epopeya g) canción popular h) cantar de gesta
i) epístola j) elegía k) haiku l) égloga
TEXTO 1:
Un día, se encontraba un cuervo
encaramado en la copa de un árbol, degustando un rico trozo de queso. Bajo el
árbol que habitaba el cuervo, merodeaba una zorra que había sido atraída por el
olorcillo del queso.
– ¡Buenos días, señor
cuervo! ¡Qué bello plumaje viste! Desde luego, si su canto es igual a su
plumaje… ¡será usted un auténtico primor!- Exclamó la zorra dirigiéndose al
cuervo, con cierto tono irónico…
El cuervo, que no lo
advirtió y no estaba acostumbrado a que le halagasen, por ser pájaro de mal
agüero, abrió rápidamente el pico para mostrar a la zorra su magnífico canto,
dejando caer el rico trozo de queso al suelo. En ese mismo instante, le dijo la
zorra:
– No hay que dejarse
embelesar por todo aquel que de coba, señor cuervo. La lección que le doy,
¡bien vale este trozo de queso!
Y el cuervo, muy
avergonzado, juró que nunca más se dejaría engañar.
TEXTO 2:
"El
último hombre sobre la tierra estaba sentado solo en una habitación. De
repente, tocan a la puerta".
TEXTO 3: :
Canta,
oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles;
Cólera
funesta que causó infinitos males a los aqueos
y precipitó al Hades muchas almas valerosas de
héroes,
a
quienes hizo presa de perros y pasto de aves
—cumplíase la voluntad de Zeus—
desde
que se separaron disputando el Atrida,
rey
de hombres, y el divino Aquiles.
TEXTO 4:
Tú no puedes volver atrás
porque
la vida ya te empuja
como
un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con
la alegría de los hombres
que
llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te
sentirás perdida o sola
tal
vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que
la vida no tiene objeto
que
es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de
lo que un día yo escribí
pensando
en ti como ahora pienso.
TEXTO 5:
El
dulce lamentar de dos pastores,
Salicio
juntamente y Nemoroso,
he
de contar, sus quejas imitando;
cuyas
ovejas al cantar sabroso
estaban
muy atentas, los amores,
(de
pacer olvidadas) escuchando.
TEXTO 6:
A
grandes voces decía el que en buena hora nació:
"¡Heridlos,
mis caballeros, por amor del Creador,
aquí
está el Cid, Don Rodrigo Diaz el Campeador!".
Todos
caen sobre aquel grupo donde Bermúdez se entró
Éranse
trescientas lanzas, cada cual con su pendón.
Cada
guerrero del Cid a un enemigo mató,
al
revolver para atrás otros tantos muertos son.
TEXTO 7:
La Tarara, sí;
la
tarara, no;
la
Tarara, niña,
que
la he visto yo.
Lleva la Tarara
un
vestido verde
lleno
de volantes
y
de cascabeles.
La Tarara, sí;
la
tarara, no;
la
Tarara, niña,
que
la he visto yo.
Luce mi Tarara
su
cola de seda
sobre
las retamas
y
la hierbabuena.
TEXTO 8:
Yo quiero ser llorando el hortelano
de
la tierra que ocupas y estercolas,
compañero
del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y
órganos mi dolor sin instrumento.
a
las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto
dolor se agrupa en mi costado,
que
por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un
hachazo invisible y homicida,
un
empujón brutal te ha derribado.
TEXTO 9:
Alegría,
hoja
verde
caída
en la ventana,
minúscula
claridad
recién
nacida,
elefante
sonoro,
deslumbrante
moneda,
a
veces
ráfaga
quebradiza,
pero
más
bien
pan
permanente,
esperanza
cumplida,
deber
desarrollado.
Te
desdeñé, alegría.
Fui
mal aconsejado.
La
luna
me
llevó por sus caminos.
Los
antiguos poetas
me
prestaron anteojos
y
junto a cada cosa
un
nimbo oscuro
puse,
sobre
la flor una corona negra,
sobre
la boca amada
un
triste beso.
Aún
es temprano.
Déjame
arrepentirme.
TEXTO 10:
La
mariposa
recordará
por siempre,
que
fue gusano.
TEXTO 11:
Madrugaba
el Conde Olinos,
mañanita
de San Juan,
a
dar agua a su caballo
a
las orillas del mar.
Mientras
el caballo bebe
canta
un hermoso cantar:
las
aves que iban volando
se
paraban a escuchar;
caminante
que camina
detiene
su caminar;
navegante
que navega
la
nave vuelve hacia allá.
Desde
la torre más alta
la
reina le oyó cantar:
-Mira,
hija, cómo canta
la
sirenita del mar.
Érase
un hombre a una nariz pegado,
érase
una nariz superlativa,
érase
una alquitara medio viva,
érase
un peje espada mal barbado;
era
un reloj de sol mal encarado,
érase
un elefante boca arriba,
érase
una nariz sayón y escriba,
un
Ovidio Nasón mal narigado.
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