La poesía de la segunda mitad del XVI: ascética y mística
Durante la 2º mitad del XVI, cambia el panorama cultural, artístico y literario sobre todo por la irrupción de la Contrarreforma. Tras el fracaso del proyecto imperial de Carlos V por culpa de la Reforma Protestante (a la que se adhirieron los territorios alemanes bajo su poder), y la imposibilidad de sofocarlo militarmente, España se convertirá en líder de ese movimiento de reacción católico contra el luteranismo, surgido del Concilio de Trento y que proponía (aparte de la censura y el control ideológico) el utilizar el arte y la literatura como medio para propagar y fortalecer los dogmas y preceptos de la Iglesia Católica. De ahí que la literatura se llene de contenidos moralizantes y religiosos, y que en la poesía de esta segunda parte del siglo tengamos que diferenciar ya dos corrientes:
- La lírica profana (no religiosa) continuadora de las innovaciones temáticas, métricas y estilísticas introducidas por Garcilaso en la primera mitad. El principal representante será el sevillano Fernando de Herrera.
- La lírica religiosa, que adapta esas innovaciones a la expresión de un sentimiento religioso. Aquí encontramos a su vez dos grandes tendencias, la ascética (representada por Fray Luis de León) y la mística (con dos santos -nada mas y nada menos- como representantes: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús)
Ahora bien, el cambio de mentalidad experimentado desde la Edad Media se percibe también en el tipo de religiosidad que se expresa, distinta a la medieval: se busca el conocer y llegar a Dios en esta vida, aquí y ahora, y como forma también de lograr la felicidad y la plenitud a la que aspira el antropocentrismo y el vitalismo renacentista.
LA ASCÉTICA: FRAY LUIS DE LEÓN
La ascética busca el conocimiento racional de Dios a través de la vida sencilla y retirada, dedicada a la contemplación y el conocimiento de la Naturaleza, cuya belleza y armonía perfectas se consideran, de acuerdo con el Neoplatonismo, reflejos de la belleza de Dios Es decir, que conocer el mundo y la matemática perfecta que lo rige es una forma de conocer a Dios. Para expresar esto, adaptan varias corrientes y elementos, principalmente:
- El Neoplatonismo: doctrina filosófica basada en la obra de Platón, que considera que la belleza y armonía del mundo es reflejo de la belleza divina, y por tanto, conociendo esa belleza del universo se puede conocer la belleza y armonía divinas.
- El tópico clásico del Beatus ille (la sabiduría del que elige la vida sencilla y contemplativa, en contacto con la naturaleza y apartado del mundo y sus afanes), que sería un paso previo y necesario para el acercamiento a Dios.
- Otras corrientes filosóficas como el pitagorismo (que ven en los números el secreto de la armonía universal) o el estoicismo (que defiende entre otras cosas el desapego del mundo y los “afectos” como forma de sabiduría y felicidad).
El principal representante de la ascética es Fray Luis de León, profesor universitario y estudioso de las lenguas clásicas, que llegó a ser encarcelado por traducir libros de la Biblia (ya que el estudio de las lenguas clásicas podía ser sospechoso de afinidad con las ideas luteranas y protestantes). Escribió fundamentalmente odas (Oda al apartamiento, Oda a la vida retirada, Oda a Francisco Salinas, que es en realidad una oda a la música) en liras, donde expresa las ideas neoplatónicas, pitagóricas y estoicas adaptadas a la búsqueda y el conocimiento de Dios
LA MÍSTICA: SAN JUAN DE LA CRUZ
La mística va un poco más allá que la ascética: no busca sólo el conocimiento racional de Dios a través de la vida contemplativa y el apartamiento, sino también la unión espiritual con Dios en la denominada “experiencia mística”, que sólo algunos elegidos pueden alcanza , y en la que el alma abandona momentáneamente el cuerpo se une con Dios. La poesía mística trata de expresar lo que se siente en esta experiencia mística que no todo el mundo alcanza. Se trata por tanto de una poesía que intenta expresar lo inefable (lo que no se puede expresar con palabras), y para ello va a emplear el amor humano como símbolo: el alma sería la amada que se une a su amado, símbolo de Dios.
Los dos principales representantes de la mística son miembros de órdenes religiosas que llegaron a ser canonizados por la Iglesia (precisamente por lo “milagroso” de sus experiencias místicas, que tratan de expresar en su poesía)_ Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Santa Teresa de Jesús (primera escritora de nuestras letras) tiene varias obras en prosa en las que habla de todo esto, y también escribió algunos poemas (entre ellos, el famosísimo "Vivo sin vivir en mi / y tan alta vida espero / que muero porque no muero") pero San Juan de la Cruz lo hará casi exclusivamente a través de sus poemas.
San Juan de la Cruz, de origen humilde, ingresó en la orden del Carmelo que reformó junto a Santa Teresa de Jesús, fundando la nueva orden de los Carmelitas Descalzos. Por los conflictos entre órdenes religiosas y desconfianzas con su actividad intelectual y literaria, llegó a tener problemas con la iglesia y estar encarcelado.
Como poeta, escribió poesía religiosa que usa el amor humano como símbolo, y que, al margen de su interpretación religiosa, se considera una de las cumbres de la poesía amorosa en castellano. En ellos aparece el amor humano como símbolo de esa unión mística: se nos narra una experiencia amorosa entre una Amada (símbolo de alma) y un Amado (símbolo de Dios), En sus poemas, San Juan funde sobre todo tres grandes influencias:
- La poesía renacentista, con sus tópico clásicos (el locus amoenus, la presencia de los pastores, el uso de metáforas y epítetos, la expresión clara y bella…)
- El "Cantar de los Cantares", libro de la Biblia en el que ya se usaba la relación amorosa como símbolo del amor entre el alma y Dios.
- La poesía popular castellana (los villancicos, el romancero), de la que toma entre otras cosas el uso simbólico de elementos de la naturaleza
Sus poemas ofrecen por tanto la posibilidad de una doble lectura (es decir, pueden leerse de dos maneras, tienen dos interpretaciones): una amorosa (la literal: el amor entre un amado y una amada, y la expresión de sus encuentros eróticos), y otra religiosa (la simbólica: el amado representa a Dios, la amada el alma, y el encuentro erótico, la felicidad suprema de la experiencia mística) Tanto es así, que San Juan tuvo que publicar unos largos comentarios donde explicaba verso por verso este significado simbólico y religioso de sus obras que si no podían resultar escandalosas.
Al igual que Fray Luis de León, por la métrica, su poesía se caracteriza por el uso de la líra, y en cuanto a la lengua y el estilo, va a emplear todos los recursos característicos de la lírica renacentista (metáforas, epítetos, comparaciones , paralelismos, etc.), a los que añade, para expresar lo irracional de la experiencia mística, recursos precisamente “irracionales”, contrarios a la razón, como paradojas (oración que expresa algo aparentemente contradictorio o ilógico: “vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero” de Sta. Teresa) y oxímoros (ponerle a un sustantivo un adjetivo que le es contradictorio: “música callada”, “soledad sonora”)
Sus principales poemas son la Noche Oscura del Alma y, sobre todo, el Cántico espiritutal, una "égloga a lo divino" donde adapta la temática-bucólico pastoril: una chica busca a su amado en un naturaleza idealizada hasta que se produce un maravilloso encuentro amoroso. Independientemente de su interpretación religioso, es uno de los poemas amorosos más bellos escritos en castellano. Podéis leer algunas estrofas aquí
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