El teatro a principios del siglo XX
1.- El teatro que triunfa en los escenarios, obras convencionales y comerciales adaptadas a los gustos burgueses o populares, de calidad a veces muy discutible. Aquí encontramos:
- Los dramas postrománticos de José Echegaray (todo un premio Nobel, hoy bastante olvidado),
- La comedia burguesa de Jacinto Benavente (que en títulos como Los intereses creados o La malquerida introducía ciertos atisbos de crítica social a la burguesía)
- El teatro poético en verso afín al Modernismo de Villaespesa o Marquina,
- El teatro cómico: la comedia costumbrista y el sainete de los hermanos Álvarez Quintero o Carlos Arniches, autor además de lo que él denominó tragedia grotesca, La señorita de Trévelez, en la que funde el reflejo de costumbres con una actitud crítica ante las injusticias a través de lo risible y lo conmovedor.
2.- Un teatro innovador, con grandes dificultades para ser estrenado, que muchas veces ni lo conseguía y otras se convertía en estrepitosos fracasos de la cartelera. Aquí se sitúan los dramas de ideas de Unamuno, el teatro simbólico de Azorín, o el teatro culto de Jacinto Grau, que trataba sobre todo mitos y temas literarios. Pero la gran figura de este “teatro soterrado” será la del primer gran renovador teatral del siglo XX. Ramón María del Valle-Inclán, con la que nace el teatro moderno.
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