Veamos: de princesas tristes y otras princesas
Rubén Darío declaró expresamente que soñó con mundos maravillosos de fantasías bonitas porque no le gustaba aquel en el que le tocó nacer. Y en ese mundo maravilloso se encontró con uno de los arquetipos universales que aun sigue vivo en el imaginario de los sueños que aprendemos en la infancia: las princesas, bellas, delicadas, traviesas... o tristes y soñadoras, como la de su famosísima Sonatina, que ansía libertad y amor... Si hay un poema de, por y para princesas, es este, y por eso su eco lleva resonando más de un siglo, y continuamente es declamado, recitado, cantado, versionado y adaptado. Ahí arriba lo tenéis en forma de canción. Y a continuación, en alguno de los muchos ejemplos de recitación que podemos encontrar por la red, aunque la calidad entre ellos es... ejem... "variada" y hasta discutible.
Tampoco está mal (por sencillo y sin pretensiones) este recitado con un marcado acento argentino (o uruguayo, ya no sé) a cargo de una youtuber llamada Babú en su canal Pergamientos, aunque tiene algún fallo o variante con respecto a la versión original. Premio para el primero que me indique correctamente cuál es:
Y por último os dejo una versión de calidad y altura discutible, pero a la que yo le tengo un cariño personal, porque la hicieron hace algunos años mis alumnos de Diver del Instituto Leonardo de Chabacier de Calatayud. Sobre todo si sirve de ejemplo y ánimo para que también vosotros os animéis a hacer algún videopoema, que ya sabéis que los premio generosamente. En fin, ahí lo dejo:
Otro de los poemas de Rubén Darío que tiene por protagonista a una princesa es el cuento delicioso que escribió para la hija de unos amigos con los que estuvo de visita, titulado A Margarita Debayle, porque la niña se llamaba así, y no creo que llegara a miaginar que su nombre quedaría inmortalizado y sería casi eternamente repetido gracias a este poema sobre una princesa traviesa y presumida que para estar más guapa se atrevio a robar una estrella.
La cuentacuentos Beatriz Montero lo recita con su habitual entusiasmo:
Esta es una versión adaptada, que realiza pequeños cambios sobre el poema original. De nuevo, premio para el primero que me señale correctamente cuáles son exacta y concretamente esos cambios:
Última versión recitada, ahora por una voz masculina:
Y otra:
Estas dos últimas versiones utiliza imágenes de todo un cortometraje de animación que llegó a realizarse a partir de este poema, que ya veis que ha cautivado (y sigue cautivando) a muchísisimos lectores:
Y con el nuevo siglo, los chicos siguen soñando con princesas.... a las que buscan en los bares. O, al menos, así nos lo cuenta Pereza:
Pero las princesas, aunque por aquí siguen, han cambiado un poco con los tiempos. Y así, en los años 80, Joaquín Sabina, haciendo un guiño a la boca de fresa de la de Darío, cantaba en su ya mítica Princesa a una que antes era casi una mujer fatal que rompía corazones, pero que ahora se ha perdido en malos pasos (Ahora es demasiado tarde, princesa; búscate otro perro que te ladre princesa...)
Y con el nuevo siglo, los chicos siguen soñando con princesas.... a las que buscan en los bares. O, al menos, así nos lo cuenta Pereza:
Y por supuesto, si alguien quiere aportar y comentar alguna otra visión del mito de las princesas a través de algún poema, canción, libro, película o serie en los que aparezca esta figura, tiene los comentarios a esta entrada abiertos para ello... y una notita esperando.
Comentarios
He pensado en la sirenita. La sirenita no estaba a gusto debajo del mar y no era la princesa perfecta como muchas otras. Ella lo que quería era vivir fuera del agua otra vida diferente como la que tenía. Se enamora de un humano y su padre se enfada con ella,cosa que en otros cuentos de princesas no suele pasar. Hace un trato con Úrsula, y cuando todo parece perdido, Ariel descubre la verdad, impide la boda, pero demasiado tarde, ya que un segundo antes de recibir el beso del humano, se pone el sol y Ariel vuelve a convertirse en sirena, siendo llevada al mar por Úrsula.