Veamos: Machado, recitado
Hay poesía que nace especialmente para ser leída en alto, recitada, escuchada, y a ella pertenece la poesía del gran Antonio Machado, porque como todos los poetas simbolistas finiseculares, daba una importancia esencial al ritmo y musicalidad de sus poemas. Pero para percibirlos, no basta con leerla en alto: hay que leerla bien. Y para leerla bien, incluso llegar al recitado (en el que con la voz hay que intentar transmitir el mismo sentimiento que las palabras) no hacen falta grandes "engolamientos" ni interpretaciones. Bastan tres pautas básicas:
- Leer despacio, un poco más despacio de lo que hablamos y leemos habitualmente. En poesía cada palabra es esencial, importantísima, y ninguna merece ser ninguneada por un ritmo veloz. Hay que darle a cada una su espacio en el tiempo, que permita que sea tenida en cuenta e interpretada.
- Respetar los signos de puntuación (recordad: pausa breve cada coma, pero pausa; pausa más larga los puntos; pausa un poco más larga entre estrofa y estrofa...). También la pausa que supone el final de verso, aunque en caso de encabalgamiento tenemos la opción de saltárnosla y destacar así el uso de este recurso estilístico, que a su vez algo quiere destacar.
- Entender y pensar en lo que se está leyendo. Olvidarse de todo lo demás, y percibir -y hasta sentir- lo que dice el poema. Esta es la clave para que nuestra voz pueda transmitirlo.
Vamos a ver algunos ejemplos de versiones recitadas de algunos poemas de Machado (aunque no todas sean las mejores, pero por lo menos son correctas). Ahí arriba, por ejemplo, tenéis un recitado de "El olmo seco".
Por ejemplo, por la voz personalísima y profunda de Pepe Mediavilla:
Anoche cuando dormía:
O el Caminante no hay camino (aunque en realidad, en este vídeo y en el de abajo se recita la letra de la canción se Serrat basada en el poema de Machado, no el poema estrictamente):
Este último poema también lo tenemos recitado por el locutor Joan Mora:
Y por último, a cuentacuentos Beatriz Montero nos cuenta Era un niño que soñaba...
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