Así es... el Renacimiento


El Renacimiento comienza en Italia, en el siglo XIV (cuando aquí el Arcipreste escribía su Libro de Buen Amor, y D. Juan Manuel su Conde Lucanor) de la mano del Humanismo, movimiento cultural que defendía la recuperación de los clásicos griegos y latinos en versión original, es decir, sin filtrar por la iglesia, sum entalidad y sus intereses, como ocurría en la Edad Media.

Así que se empezó por estudiar lenguas clásicas, se siguió por leer, analizar y comentar los textos clásicos, para llegar a la cumbre: su imitación para crear obras artísticas y literarias. Y lo que de momento podía parecer algo no tan trascendente supuso toda una revolución, porque en los clásicos se encontró una nueva valoración del hombre, del mundo y de la vida que hizo que la mentalidad de la época se fuera a las antípodas de lo que era en la Edad Media, y triunfan en todo su esplendor el vitalismo, el optimismo, el amor al arte y la belleza, la fe en el hombre, la vida, sus posibilidades y sus capacidades, el racionalismo, el antropocentrismo, el idealismo... Todo un renacer, sin duda, de muchas cosas que en los años del medievo estaban esperando dormidas.


Estamos ante una época de esplendor politico para la recién nacida España: el sol no se ponía en nuestro imperio, proclamaba orgulloso uno de los dos reyes de este período, Felipe II, hijo del emperador en gran medida frustrado por los problemas religiosos que fue Carlos I. Y es que fue también la época de crítica a la Iglesia y la religiosidad medieval, externa y supersticiosa, que llevó a la primera quiebra en el seno del cristianismo, el luteranismo, de graves consecuencias políticas: el imperio español, abanderado del catolicismo, tuvo que renunciar a los territorios alemanes en los que surgió y triunfó la "herejía luterana". Y la Iglesia, con España a la cabeza, reaccionó con la Contrarreforma: se lucha contra las nuevas tendencias religiosas con las armas, con las letras (la literatura y el arte se llenan de contenidos e intenciones religiosas) y con la censura, la persecución ideológica y la Inquisición. 

Estas son las sombras que, junto con la miseria de la segunda amitad de siglo, y la creciente obsesión por una honra externa y superficial, empezarán a lastrar el esplendor, el idealismo y el optimismo renacentista para arrastrarlo poco a poco en la gran crisis que se abrirá como un abismo en el XVII. Y un autor y una obra  da buena cuenta de ello, sintetizando a principios de ese siglo todo lo que el Renacimiento había sido y anunciando lo que vendría después. Se trata, claro está, de Cervantes y su Quijote.

Todo esto, y alguna cosilla más, en esta presentación que recoge lo fundamental que debéis comprender para acercaros a la literatura de la época:

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