"Los santos inocentes": Práctica- La denuncia social y la imagen de la España rural
Ya sé que, tal y como está planteada, la pregunta 6 de la prueba EvAU, que versará sobre una de las dos obras de lectura propuesta, os resulta complicada, porque hay que aplicar a un fragmento un epígrafe teórico, pero entre "soltar el epígrafe" descontextualizado y que podría valer para cualquier fragmento, y "parafrasear" el fragmento sin desarrollar apenas nada del epígrafe, hay un medio, que es el que tenéis que intentar alcanzar: tenéis que desarrollar aquellas ideas del epígrafe relacionables con el fragmento, y demostrar esa relación, o bien partir del fragmento para desarrollar aquellas ideas del epígrafe que puedan tener algo que ver con él.
A modo de ejemplo, os dejo una posible respuesta a una pregunta EvAU que vosotros habéis respondido, y que trataba del primer epígrafe: "La denuncia social y la imagen de la España rural".
Señale a QUÉ MOMENTO de Los santos inocentes corresponde este pasaje. A continuación, PONGA EN RELACIÓN EL FRAGMENTO CON EL EPÍGRAFE «La denuncia social y la imagen de la España rural en «Los santos inocentes».
y, a la mañana siguiente, el señorito Iván (...) se sentía incómodo ante el tenso hermetismo del Quirce, ante su olímpica indiferencia,
¿es que te aburres?,
le preguntaba, y el Quirce,
mire, ni me aburro ni me dejo de aburrir,
y tornaba a guardar silencio, ajeno a la batida, pero cargaba con presteza y seguridad las escopetas (...) El señorito Iván intentaba ganarse al Quirce, insuflarle un poquito de entusiasmo, pero el muchacho, sí, no, puede, a lo mejor, mire, cada vez más lejano
Este pasaje de la novela se sitúa tras la lesión de Paco, el Bajo, que acompañaba al señorito Iván en la caza haciendo las labores propias de un perro; lesión que le impide continuar en ese papel, a pesar de la tozudez del señorito Iván en obligarle a intentarlo y que le llevará a lesionarse por segunda vez. Entonces Paco le propone que sea su hijo Quirce el que le sustituya, pero, para sorpresa e incomodidad del señorito Iván, este no muestra el servilismo y la complacencia de su padre, por lo que el señorito Iván terminará recurriendo a Azarías, el cuñado discapacitado de Paco que ha criado con amor y tiene amaestrada una milana, que será abatida por el señorito Iván en su afán caprichoso y ciego de cazar, provocando que Azarías lo mate, en un gesto que aparece en el contexto de la novela como un acto de justicia y reparación por todas las injusticias descritas a lo largo de la misma.
Y es que la intención principal de la obra es denunciar una injusticia social que aparece como algo característico de la España rural del franquismo: los abusos constantes cometidos por parte de los "señoritos", los dueños de un inmenso cortijo extremeño (en el fragmento, el señorito Iván) a los trabajadores de sus tierras (la familia del Quirce del fragmento, con su padre, Paco, el Bajo, a la cabeza). Estos abusos son asumidos con total naturalidad tanto por los amos como por los sirvientes: Paco, el Bajo, se muestra afanoso por complacer al señorito Iván en su pasión por la caza, se esfuerza y emplea para ello todo su talento, se muestra orgulloso de ser considerado "secretario" (y cuando se lesiona, de hecho, lo primero que teme es perder el puesto) y acepta encantado sus limosnas. El señorito Iván, por su parte, muestra un comportamiento completamente abusivo con él, tratándolo como a un perro y mostrándose completamente insensible frente a su lesión: incluso insistirá en que siga cazando a pesar de ella, por sus propios intereses personales caprichosos, lo que provocará a una segunda lesión que dejará marcado a Paco el Bajo para siempre.
Frente a esto, el Quirce, como se percibe en el fragmento, muestra una actitud muy diferente a su padre, ya que no se comporta como un siervo complaciente, sino como un trabajador asalariado que cumple estrictamente con su trabajo, pero sin intentar halagar ni agradar personalmente al señorito, Y esto incomoda tremendamente al amo, que tenía asumido como algo natural el servilismo y la resignación con que aceptaba Paco sus abusos, y por eso no comprende y es incapaz de aceptar la actitud del Quirce.
La situación de injusticia social aparece en la obra como consecuencia de varios factores que la refuerzan: la ideología inmovilista y reacia al cambio de las clases dominantes (que se percibe en el fragmento en esa incomodidad ante la "nueva" actitud que muestra el Quirce), la estructura cerrada y aislada del latifundio, y la incultura en que se mantiene a las clases bajas, De hecho, una de las cosas que explica que el Quirce no muestre la misma actitud que su padre es que ha ido a la escuela (y Paco el Bajo y su esposa, Régula, muestran en varios momentos su esperanza en que la escuela pudiera ser un modo de que sus hijos lograran alcanzar una posición y una vida mejor que la suya). Por ello, la actitud de Quirce es uno de los signos de esperanza que aparece en la novela de que la situación que se denuncia pueda empezar a cambiar (y así, el señorito Iván la critica como algo propio de "los jóvenes de ahora")
Otro aspecto de la denuncia social que plantea la obra que se refleja claramente en el fragmento es la incomunicación que existe entre las clases altas (en este caso, el señorito Iván, cuyo único interés es la caza, pasión que en él tiene mucho de caprichoso y de egocéntrico) y los siervos, incomunicación reflejada por lo lacónico e indiferente de las respuestas del Quirce a los intentos del señorito Iván por alentar una actitud similar a la de su padre. Esta incomunicación comienza por la distancia tremenda entre las condiciones de vida de los señores (llena de comodidades, lujos y caprichos que les llevan a la altanería, la arrogancia y la insensibilidad) y las durísimas condiciones, carencias y miseria extrema en que viven los trabajadores, que nunca se rebelan ni protestan, sino que acatan sin rechistar todo lo que los primeros le imponen. Y será esta incomunicación e incomprensión mutua, que se repetirá al final con Azarías, lo que lleve al desenlace trágico en que una rebelión individual frente a un abuso afectivo termine siendo la que repare todas las injusticias sociales que se nos presentan a lo largo de la novela (siempre desde un punto de vidsta moral exento de cualquier implicación política), cuando la pasión caprichosa por la caza del señorito Iván choque con la pasión afectiva de Azarías por su milana, que el primero es incapaz de comprender ni, por supuesto, respetar.
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