Viejos romances del Romancero Viejo


Nada para conocer bien una corriente literaria como leer sus textos... Así que aquí tenéis algunos de los más célebres versos que nos dejaron el Romancero Viejo , unos cuantos romances imprescindibles, que siguen conectando con la sensibilidad de lectores actuales, por su simbolismo,  y por su capacidad de sugerir y de espolear a la imaginación para que eche a volar. De muchos tenéis además alguna versión musical:
  • El Romance de la Jura de Santa Gadea, romance literario (concretamente basado en la figura del Cid, gran protagonista de la épica castellana) que recoge un momento que se cree que históricamente no sucedió, que no sabemos si el Cantar lo recogía (os recuerdo que nos falta el principio del manuscrito del cantar de gesta) pero que circuló abundantemente durante toda la Edad Media: el momento en que Rodrígo Díaz de Vivar obliga a su rey, Alfonso VI, a jurar, delante de toda la corte, que no había tenido nada que ver con la muerte de su hermano, el rey de Castilla Sancho II y antiguo señor del Cid. 
Fijaos que poco queda ya del héroe "mesurado" y respetuoso, incluso en la injusticia, del siglo XII: el Cid aparece ahora como un rebelde arrogante que niega al rey obediencia y respeto. ¡Algo impensable en el Cantar! Pero es que más de tres siglos habían cambiado mucho lo que el pueblo esperaba de sus héroes.
  • El Romance del Conde Olinos, del que tenemos multitud de variantes (como es frecuente y lógico cuando las obras se transmiten boca a boca y cuando se conservan en algo tan frágil y travieso como la memoria). 
Aquí os dejo la que tiene final más o menos feliz (que circuló también con el Conde Olinos convertido en Conde Niño bajo el acertado título de "Romance del amor más poderoso que la muerte"), pero hay otras en las que el romance termina con la muerte de los amantes... y punto. Seguro que reconocéis algunos elementos de cuentos infantiles y de otras leyendas que circulan por ahí...
  • El Romance del Prisionero, también famosísimo, en el que el protagonista, más allá de la tenue historia concreta que se sugiere en el poema, se convierte en símbolo de todo aquel que sabe que a su alrededor hay alegría, amor y felicidad, pero que él, por cualquier motivo, se ve condenado a la soledad absoluta de no poder disfrutar de ello. Un tema que, por desgracia, nunca ha dejado de tener vigencia.
En este poema, aunque sigue habiendo un hilo narrativo, más que contar la historia importa expresar los sentimientos que implican, lo cual convierte a esta historia en símbolo de esos sentimientos universales que se dan en cualquier momento o lugar. Por eso es un ejemplo elocuente de lo que son los romances  líricos.
  • El Romance del Infante Arnaldos, basado también ( pero en este caso más remotamente), en la figura de Rolán (fijaos lo que la tradición oral hizo con el nombre de Rolán: lo encontramos como Roland, Ronald, Ronaldo, Orlando, Arnal o Arnaldos, como aquí), aunque contando una anécdota novelesca (es decir, inventada).
El poema narra  el encuentro del caballero con un barco y un marinero misteriosos y sobrenaturales. Nunca el fragmentarismo típico de muchos romances viejos (nos deja sin saber el final) resultó tan poético y abrió tantas posibilidades de interpretación de un romance...
  • Y por último, el Romance de Abenámar y el rey Don Juan, un romance histórico, concretamente  fronterizo, que le echa imaginación y poesía a lo que ocurría en la frontera del reino de Granada, asediado por cristianos pero resistiendo como último rincón de lo que un día fuera el fastuoso rerino de Al-Ándalus. 
Granada aparece personificada como la amada soñada a la que el rey castellano pretende... pero ella, de momento, se declara fiel a su dueño musulmán. Y uno de los comienzos más conocidos de toda la literatura española (ya sabéis, como el !En un lugar de la Mancha", el "Con diez cañones por banda viento en popa a toda vela" o el "Volverán las oscuras golondrinas...")
  • El Romance de Doña Alda, un romance literario que toma su argumento de la épica francesa surgida alrededor de la figura de Rolán, el caballero de Carlomagno que pereció en Roncesvalles al intentar llegar a la Península para conquistarla (y al que se le dedicó un poema épico en francés titulado "Roncesvalles"). 
      Doña Alda era su esposa, que se quedó esperándole en París y que segun la leyenda tuvo algún sueño premonitorio que la avisaría de la muerte de su esposo antes de que llegaran las fatales noticias (las comunicaciones en aquella época podían hacer que alguien tardara días o semanas en conocer incluso noticias tan graves como aquella).
      Un joven enamorado, al que la Muerte personificada (ya veis cuantísimo le gustaba a los medievales esto de personificar a la muerte) viene a buscar dándole solo un plazo de una hora que él invertirá, por supuesto, en intentar ver a su amada por última vez...

      • Romance de la conquista de Alhama: otro romance fronterizo que se centra en la figura del rey moro que perdió la ciudad granadina de la Alhama, primer territorio tomado por los cristianos en el siglo XV y con el que empezó la última guerra de Granada, que culminaría con la Reconquista completa y definitiva de la ciudad.

      Este romance incluye un estribillo (que no se tiene en cuenta para la estructura típica del romance de rima asonante en los versos pares). Fue un romance muy popular en los siglos posteriores  y uno de los más traducidos y recreados en otros idiomas posteriormente.

      • Romance de Fonte Frida: otro famosísimo romance lírico,, en el que los elementos de la naturaleza, frecuentísimos y comunes con la lírica popular (los pájaros, la fuente...) se convierten en símbolos de la fidelidad al amor perdido.

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