Es decir, las muletillas, o sea, ¿sabes?
Uno de los rasgos característicos de la lengua coloquial (ya sabéis: el registro o variedad situacional que empleamos en situaciones informales, en las que tenemos confianza con nuestro interlocutor) es el uso de muletillas: palabras o expresiones que repetimos, que forman parte de la función fática de la lengua, que no comunican en realidad nada y que parecen dar tiempo al hablante para pensar lo que va a decir a continuación.
Cada persona tiene sus propias muletilas,
y como ocurría con los gestos, un@ casi nunca se da cuenta de cuál es
la suya (¿alguien se ha fijado si yo utilizo alguna? ¿cuál? ¡Por favor
que me lo diga!), pero sí percibimos enseguida las de los demás. Por ejemplo,
cuando yo estudiaba en el instituto había un profesor que repetía
constantemente "es decir" (llegamos a contar 163 en los 50 minutos
escasos que dura una clase); una de las señas de identidad de los pijos
es que repiten constantemente "o sea", y la televisivamente omnipresente
Belén Esteban repite cada dos por tres "¿me entiendes?"... Es decir,
las muletillas pueden llegar a servir para revelar algún rasgo de la
personalidad o del grupo social al que pertenece al hablante (los
jóvenes tienen muletillas diferentes a los mayores, sin ir más lejos...)
¿Se te ocurre algún ejemplo más? ¡Cuéntanoslo!
Si pincháis aquí podréis leer un divertido monólogo del presentador Manel Fuentes sobre las muletillas. Una lectura breve y amena para llenar algún ratillo muerto en este domingo que se acaba.
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