"La Celestina": argumento y fragmentos adaptados
Fernando Alberti Barceló: "Vieja Celestina" |
Para conocer "La Celestina" de Fernando de Rojas, como cualquier obra literaria, lo mejor es leerla. Y en caso de no leerla completa, leer la mayor cantidad posible de fragmentos. Pero es una obra que presenta muchas dificultades para el lector moderno, porque utiliza una lengua medieval muy culta, retórica y compleja en algunos pasajes, y muy coloquial (pero coloquial del siglo XV) en otros, y ambas son poco conocidas, obviamente, para el lector medio actual... y mucho menos conocidas e inteligibles para jóvenes estudiantes de la ESO...Así que aquí os dejo unos cuantos fragmentos adaptados, modernizados y levemente recortados, para facilitar vuestro acercamiento a esta obra riquísima, compleja, fascinante y, curiosamente, muy vigente (es decir, que plantea muchas cosas sobre la vida, el amor, la sociedad y las relaciones humanas que siguen ocurriendo hoy en día). Y esa es parte fundamental de su magia (una magia muy diferente, por cierto, a la que aparece en la obra...).
Tras verse tajantemente rechazado por Melibea, Calisto se va a su casa dispuesto a comportarse como el típico amante cortés, y encerrarse a llorar su pena y cantar su tristeza. Aquí tenéis un fragmento de su conversación con los criados, donde queda claro el poco respeto que estos sienten hacia su noble amo.
Calisto y Sempronio siguen conversando sobre la desaforada pasión del noble. Sempronio intenta convencerle de los peligros y maldades de las mujeres, pero como Calisto no se deja convencer para dejar de amar a Melibea, Sempronio se propone ayudarle: buscar la ayuda de una vieja alcahueta: Celestina.
Celestina y Calisto hablan. La vieja alcahueta está dispuesta a ir a hablar con Melibea para interceder por Calisto y conseguir despertar en ella amor por él, pero explica lo arriesgado y peligroso que es para ella. El joven le adelanta ya una recompensa: unas cuantas monedas de oro. Celestina se vuelve a su casa. Calisto se impacienta, y decide enviar a Sempronio a casa de Celestina. El criado así lo hace y le reprocha su tardanza. Ambos hablan de cómo sacar el máximo provecho material de la pasión de Calisto. La vieja comienza a preparar su “misión”: para conseguir despertar pasión en Melibea recurrirá a un conjuro, con el que invoca al diablo sobre un hilado en el que echa aceite de serpiente y que debe intentar vender en casa de Melibea. Para que el hechizo surta efecto, debe conseguir que la joven le dé una prenda.
Tras esta primera entrevista, Celestina vuelve a su casa y desde allí, acompañada de Sempronio, acude a la de Calisto, para ponerle al corriente de lo sucedido, encareciendo siempre su labor al esquivar y vencer la furia de Melibea. Le cuenta que ha quedado en volver al día siguiente y le da el cordón. Calisto está entusiasmado con las noticias y con el cordón -hasta el punto de causar risas y burlas entre sus criados-.
Celestina, que sabe que Pármeno es un peligro para el negocio, obliga a Areúsa, una de sus prostitutas, de la cual Pármeno llevaba tiempo enamorado, a acostarse con él, y así Pármeno termina aliándose con Sempronio y con ella para intentar sacar beneficio de la pasión amorosa de Calisto.
Los criados con sus amantes, comen en casa de Celestina, cuando aparece Lucrecia para buscar a la alcahueta por encargo de su ama Melibea, que está impaciente. Celestina acompaña a Lucrecia a casa de la joven. Aquí tenéis lo que sucede en esta segunda entrevista, donde es más que evidente la profunda transformación que se ha producido en Melibea tras la intervención de Celestina.
Alisa se muestra molesta por volver a ver a la alcahueta en su casa. Melibea miente a su madre y defiende a Celestina. La vieja comunica a Calisto que a medianoche tiene una cita con Melibea en su huerto. Como recompensa, el joven le da una cadena de oro. Los dos enamorados tienen su primer encuentro, en el que conciertan una segunda cita. Los ruidos despiertan a Pleberio, el padre de Melibea, y esta inventa una excusa.
Los criados piensan qué hacer a continuación. Y se van a casa de Celestina, a pedir su parte de lo conseguido de Calisto, que la alcahueta se niega a repartir con diferentes excusas, despertando la ira de los criados que, finalmente, la matan.
Sosia y Tristán, otros criados de Calisto, le comunican que Pármeno y Sempronio han sido ajusticiados públicamente por matar a Celestina. El joven lo lamenta y se culpa, pero enseguida se prepara para su próximo encuentro con Melibea en el huerto de la joven, cita que será muy breve, como lamenta Calisto cuando regresa.
Las amantes de Pármeno y Sempronio, Areúsa y Elicia, planean vengarse de Calisto por la muerte de Pármeno y Sempronio, y para ello cuentan con Centurio y Traso, dos fanfarrones.
Los padres de Melibea hablan sobre la posibilidad de casar a su hija. Lucrecia escucha la conversación y advierte a su ama, que se niega a la idea del matrimonio.
Lucrecia avisa al Pleberio de que su hija no está bien. Melibea se encierra en la torre de su casa y, cuando su padre acude a consolarla, le cuenta todo lo sucedido, pide perdón por su deshonra y se lanza al vacío. Tras informar a su mujer de la muerte de Melibea, Pleberio pronuncia un “planto” (nombre que recibían en esta época las elegías) por su hija, pero en prosa, donde expone una desoladora visión del mundo, el amor y la vida, pesimista y sorprendentemente pagana (no olvidemos que estamos en la Edad Media) que, tal vez -sólo tal vez-, sea la del propio Fernando de Rojas.
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