"Columpio" de Gerardo Diego: comentario

 


1.- IDENTIFICACIÓN DEL TEXTO, DEL AUTOR Y CONTEXTUALIZACIÓN              

Este poema es obra del santanderino Gerardo Diego, poeta incluido en la Generación o Grupo poético del 27, en cuya formación y consolidación participó muy activamente, pues aparte de las estrechas relaciones personales y literarias con muchos de sus componentes (como Lorca o Cernuda), fue uno de los más activos organizadores de los actos homenaje a Góngora en el tercer centenario de su muerte (especialmente el celebrado en el Ateneo sevillano) que finalmente terminaría dando nombre a esa Generación. Además, publicó en las mismas revistas que el resto de poetas (como Litoral) llegando a ser fundador de alguna, y fue el responsable de la célebre Antología poética de 1932 que consolidó a estos poetas como grupo reconocible y reconocido. 

La influencia de Gerardo Diego, uno de los pocos poetas del grupo que tras el alzamiento apoyó a los sublevados, se mantuvo durante la posguerra, en la que continuó con su labor docente, crítica, cultural y poética, publicando en revistas de la denominada "poesía arraigada" (como Garcilaso), pero también influyendo decisivamente a poetas de la poesía desarraigada como José Hierro.

Pero además, Gerardo Diego fue ya en su juventud amigo de escritores decididamente vanguardistas, como el chileno Vicente Huidobro o el andaluz Juan Larrea, y de hecho fueron los sendos movimientos a los que ambos pertenecían (el Creacionismo y el Ultraísmo) los que más influyen en nuestro poeta, y este poema, así como el poemario en que se incluye (Imagen, uno de sus primeros libros, de 1922) es una muestra elocuente de esa influencia.

Y es que en la obra de Diego, como en la de muchos poetas de su Generación, se conjugan tradición y vanguardia, aunque en su caso, se diferencian claramente dos grandes tendencias o facetas. La primera es la Vanguardista, experimental e irracionalista (que él denominó “poesía absoluta”), influida por Ultraísmo y Creacionismo y dentro de la cual encontramos Imagen, pero también otros títulos como Manual de espumas, Fábula de Equis y Zeda y Poemas adrede (en estos dos últimos, a la vanguardia se suma la influencia de Góngora). Y esta es la tendencia, por tanto, en que se incluye este poema, en el que, de acuerdo con el Creacionismo, la poesía se despega de la realidad para crear en el poema una realidad propia y autónoma, creada por el poeta en y para el poema, y en el que se perciben, aparte del irracionalismo y la huida de la realidad, otros procedimientos vanguardistas como el uso del verso libre, las imágenes insólitas, la asociación libre de ideas, la ausencia de lógica o referente real, la ausencia de signos de puntuación o el juego con la tipografía y la disposición de los versos.

A su lado, y frecuentemente alternándose, encontramos una serie de obras de corte tradicional y clasicista (en la que influye, obviamente, su formación como catedrático de Literatura Española, que le hacía conocer en profundidad nuestra tradición poética), que él denomina  "poesía relativa". Se trata de una  poesía de circunstancias que parte de la realidad y en la que  exhibe la maestría en el manejo de los procedimientos y las formas métricas clásicas como el romance, el soneto o la lira, que se combina con la modernidad del lenguaje y muchas de las imágenes. En esta tendencia se incluye por ejemplo su primer libro, Romancero de la novia, de 1918, o grandes poemarios muy reconocidos como Versos humanos en los años 30 y ya en la posguerra, Alondra de verdad o Ángeles de Compostela.

Por tanto, clasicismo y vanguardia alternan en su obra, haciendo que no sea posible hablar en ella estrictamente de etapas, sino de tendencias o facetas paralelas, aunque es cierto que las obras vanguardistas son más frecuentes en sus primeros años, mientras que en los finales predominan las clasicistas.

Así pues, este poema  se sitúa dentro de su tendencia vanguardista y experimental, muy influida por el Ultraísmo y el Creacionismo. En concreto, este es un poema creacionista, que busca crear en el poema una realidad autónoma y propia, sin referentes ni correlato en la realidad, sobre todo a través de las imágenes irracionales e insólitas, y el juego con la disposición gráfica de los versos, que lo aproximan a los caligramas cubistas. Estamos por tanto ante un poema vanguardista que sigue los principios de la deshumanización del arte, planteando una poesía como creación autónoma y pura, al margen de los sentimientos o experiencias del poeta, de toda realidad e incluso de toda lógica.

Según los creacionistas, "creer lo que no vimos es la fe; crear lo que nunca veremos, eso es la poesía". Y eso es lo que hace este poema.

2.- ARGUMENTOS, TEMAS Y ESTRUCTURAS

Es difícil y seguramente inútil intentar buscar un sentido lógico o una determinación clásica de "temas y argumentos" en un poema creacionista, que nace como una realidad en sí mismo, ajeno al reflejo de la realidad extrapoética e incluso de la lógica, y que muchas veces tenemos que leer partiendo de la intuición, las asociaciones libres de ideas y un sentido lúdico del arte, que no son algo incompatible con que el poema tenga "un sentido".

En este caso, es fundamental el título, que aparece en mayúscula e introduce la idea clave que da unidad a todo el poema: el vaivén, la oscilación entre dos extremos, característica de ese juguete infantil que se utiliza también en otro tipo de espectáculos, como el circo. Todo el poema es una sucesión de imágenes insólitas e irracionales construidas a partir de esa idea de vaivén, del movimiento oscilante, entre dos extremos:

  • La primera imagen nos muestra a "un soñador" sentado en el quicio del mundo "a caballo" jugando al si y al no: aparece ya esa idea de juego entre los dos extremos y del límite de nuestro mundo (el mundo real, el mundo racional), como si se columpiara en ese quicio del mundo entre el sí y el no.
  • La segunda imagen habla de unas "lluvias de colores" que puede (pero no tiene que) hacer referencia a la visión que tenemos cuando nos movemos muy rápido en un columpio (o la ventanilla de un vehículo muy rápido, por ejemplo). Pero nos las presenta "emigrando al país de los amores", lo que podemos relacionar con dos ideas: las migraciones de los pájaros y que ese  sí/no al que juega el soñador pueda se run sí/no amoroso. 
  • Con todo ello se relaciona la tercera imagen, que ya nos habla de "bandadas" (otra vez relacionada con los pájaros) pero de flores, tal vez lanzadas al aire produciendo por su colorido un efecto similar a una bandada de pájaros. Pero son "flores del si" y "flores del no", lo que evoca claramente el acto de deshojar una flor (en concreto, una margarita) en busca de un si o un no amoroso, que tradicionalmente utilizaban los enamorados para intentar saber si eran o no correspondidos.
  • La siguiente imagen contrasta vivamente con las anteriores (basadas en el color, el juego, las flores, los pájaros): lo que cruza ahora el aire son cuchillos (instrumento hiriente) que le rasgan las carnes formando un puente. Esta imagen se puede relacionar con muchas cosas: con los lanzadores de cuchillos del circo (lugar donde también hay columpios) pero también con el dolor de la duda amorosa que parecía sugerida en ese oscilar "floral" entre el sí y el no, Y serían esos cuchillos, ese dolor, el puente que une los dos extremos, el del sí y el no que aparecen en el siguiente verso.
  • Finalmente se vuelve a la imagen del principio: se repite la idea del soñador, del cabalgar (otra forma de decir "a caballo") y de los "pájaros arlequines": los pájaros antes sugeridos aparecen ahora nombrados como "arlequines", sustantivo empleado como adjetivo que puede sugerir otra vez el colorido de los pájaros, pero también una figura circense similar al payaso. Y esos pájaros también "cantan" otra vez los extremos entre los que oscilan todas las imágenes del poema: el sí y el no, entre los que parece hacerlos elegir el juego, el azar, sugerido por el vaivén del columpio y de todas las imágenes del poema, 

El poema está formado por tanto por una sucesión de imágenes irreales, ilógicas, irracionales, sin correlato en.la realidad (típicas del Creacionismo) que crean una realidad propia en el poema al margen de la realidad racional, y que tienen en común la oscilación, el vaivén entre dos extremos (sí,no) con una estructura circular, porque la última imagen vuelve a la del principio.

3.- CARACTERÍSTICAS FORMALES

MÉTRICA

Estamos ante un poema que no presenta regularidad métrica y que, como es común en muchos movimientos vanguardistas (como el Cubismo, el Creacionismo o el Ultraísmo) juega con la tipografía y la disposición gráfica de los versos: en el poema se intercalan algunos versos (el 6, el 10 y el 13) cuya división en dos extremos separados por un espacio en blanco imita la idea de vaivén entre dos extremos que evoca el título del texto, "columpio". El poema se sitúa así cerca  de un caligrama (sin serlo estrictamente) cuyos versos son una representación icónica de la idea que articula el poema. No hay regularidad métrica (hay versos trisílabos, pentasílabos, endecasílabos, octosílabos, eneasílabos, dodecasílabos..., por tanto, uno de los rasgos del poema es la polimetría) y el ritmo se consigue por recurrencias semánticas, algunas rimas consonantes (versos 3,4 y 5), los paralelismos de algunos versos (el 6, el 15) o la epífora de no (versos 2, 6, 13)

Aunque incluso sea difícil hablar de estrofas propiamente dichas, sí podría considerarse que los versos están agrupados en cuatro estrofas: de dos versos la primera y la segunda, de cinco versos la tercera y de cuatro versos la última.

LENGUA Y ESTILO

En primer lugar, es muy significativo el uso exclusivo de la 3ª persona, con el que se evita cualquier referencia del poeta a su propia intimidad, sus experiencias, sentimientos o circunstancias (acorde con la deshumanización del arte y el antisentimentalismo común a los movimientos de vanguardia).

El recurso más importante es la metáfora: todo el poema es una sucesión de metáforas creacionistas (explicadas arriba) que tienen la singularidad de no tener ningún correlato en la realidad ajena al poema. Son imágenes autónomas, creadas exclusivamente en y para el poema, y que por tanto no pueden ser interpretadas como las metáforas tradicionales, buscándoles una explicación referencial o lógica, es decir: existen solamente en y para el poema, que crea así una realidad diferente y propia.  Las metáforas creacionistas no tienen ningún vínculo con lo real, son imágenes autónomas que han de percibirse a un nivel intuitivo, de asociaciones personales de ideas que seguramente serán diferentes para cada lector. El propio Gerardo Diego explicó que una imagen autónoma "no explica nada, es intraducible a la prosa. Es la poesía en el más puro sentido de la palabra. Es exactamente, y también, la Música, que es substancialmente el arte de las imágenes múltiples; todo valor disuasivo, escolástico, filosófico, anecdótico, es esencialmente ajeno a ella. La Música no quiere decir nada”-

El poema se plantea como un juego (de hecho, el verbo "jugar" aparece explícitamente al principio):  juega libremente con esa idea del oscilar, del vaivén físico propio de un columpio, y esta es la idea que da unidad a todas las imágenes: el soñador a caballo del quicio del mundo,  las lluvias de colores, las bandadas de flores, los cuchillos formando un puente y de nuevo el soñador cabalgando pájaros arlequines que cantan también esa oscilación entre el sí y el no. Y con esta idea juegan también con la disposición de los versos y otros recursos:

  • Así, la antítesis entre esos dos términos es otro recurso importantísimo en el poema: se repite varias veces la oscilación entre los dos extremos, "sí" y "no" que aparecen separados de manera cada vez más amplia, como el balanceo de un columpio, ese balanceo que constituye este poema (versos 2, 5, 10, 13) 
  • Este balanceo antitético se refuerza por la complexio, figura retórica que consiste en repetir al principio y al final de varios versos términos similares (verso 3, 10, 13). 
  • Con estos recursos se combinan todos aquellos basados en la repetición que además contribuyen al ritmo y la musicalidad del poema (aspecto muy cuidado siempre por Gerardo Diego, que era un gran aficionado a la música como intérprete y como crítico musical): la epífora de no ( 2, 6, 10, 13) y los paralelismos - lluvias de colores, país de los amores, bandadas de flores) flores del sí, flores del no, cantan el sí, cantan el no (en estos últimos ejemplos se combina con la repetición léxica. (flores,, cantan)

También es llamativa la oscilación de los tiempos verbales: el poema emplea el pretérito imperfecto (jugaba, emigraban, cabalgaba) que nos sitúa en el pasado, pero en determinados momentos pasa al presente, que acerca lo que expresa el poema al lector: rasgan, forman, cantan.

El léxico, usado por sus valores connotativos, contrapone todas aquellas palabras que sugieren sueño (es decir, fantasía, irrealidad), juego y color (jugaba, lluvias de colores, país de los amores, bandadas de flores, pájaros arlequines) con las palabras mucho menos numerosas, y que por tanto destacan más, que evocan dolor (cuchillos, rasgan las carnes), como si, paralelamente a ese oscilar entre el sí y el no, el poema oscilara entre la alegría y el dolor.

Por último, al estilo creacionista y ultraísta, el poema prescinde de los signos de puntuación, que se ven sustituidos por al disposición tipográfica del texto.

Una de las características fundamentales de la poesía de la Generación del 27 es la síntesis de tradición y vanguardia, que en Gerardo Diego se concreta, como dijimos, en la existencia de dos líneas o tendencias alternativas: la tradicional o clasicista (de Versos humanos o Alondra de verdad) y la vanguardista (la de Manual de espumas o Imagen, obra  a la que pertenece este poema), y es en esta última donde se percibe de forma más intensa otra de las características de esta generación: el afán de renovación del lenguaje literario y de experimentación, que cada poeta llevará a cabo de una manera diferente y personal. 

Así pues, estamos ante un poema que pertenece a la tendencia vanguardista dentro de la obra de Gerardo Diego (que el propio autor denominó “poesía absoluta” o el “Gerardo Diego revolucionario”), muy influida por el espíritu general de los ismos, especialmente movimientos concretos como el Ultraísmo y, sobre todo en este poema, el Creacionismo, con cuyos principales representantes (Larrea y Huidobro), Gerardo Diego mantuvo una relación de amistad. Este carácter vanguardista del poema se percibe en diferentes aspectos:

  • El antisentimentalismo, acorde con la deshumanización del arte que propugnaban todos estos movimientos: el poema, en 3ª persona, prescinde de cualquier alusión o relación con los sentimientos personales, la intimidad o la vida del propio poeta.
  • La huida de la realidad y la creación de una realidad autónoma y propia en el poema: se rompe con la representación de la realidad (las imágenes del poema no tienen un referente real). La presencia de palabras como “soñador” ya apuntan a esa huida de la realidad referencial y lógica
  • Irracionalismo: el poema es una sucesión de imágenes que no se rigen por ninguna lógica ni tienen un significado racional claro.
  • Ludismo: el poema se plantea como una creación lúdica, como puro juego sin afán de trascendencia, algo perceptible ya desde la presencia de la palabra “jugaba” en el primer verso. Todo el poema es una creación pura que juega libremente con la idea de vaivén entre dos extremos, implícita en el columpio que le da título.
  • La ruptura total con la poesía anterior y tradicional, y el afán de experimentación que implica todo esto: se trata de un poema que rompe con todo lo que la poesía era hasta ahora, y que busca innovar, lo radicalmente nuevo, tanto por su intención (lúdica y antisentimental), su tema y argumentos (que no se rigen por el reflejo de la realidad ni por la lógica), su métrica (verso libre que rompe completamente con los patrones métricos tradicionales y  que juega con la tipografía) o su estilo (lenguaje puramente connotativo, metáforas puras ilógicas)
  • Característica del Creacionismo es esa creación de una realidad autónoma y propia en el poema, a través del uso de metáforas puras, sin referente en la realidad. 
  • El uso de metáforas (irracionales, insólitas, audaces o sin referente real) es uno de los rasgos más importantes de muchos movimientos de Vanguardia (Creacionismo y Ultraísmo la utilizan como recurso fundamental y casi definitorio) y de la Generación del 27.
  • El juego con la disposición tipográfica de los versos es característico del Creacionismo, pero también de otros movimientos de Vanguardia como el Cubismo o el Ultraísmo.
  • La ausencia de signos de puntuación es también característica del Creacionismo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muchas gracias de nuevo.

Ojalá Educación te de (cuando sea) una comisión para crear materiales porque todo el blog es estupendo.
Teresa Losada ha dicho que…
Gracias a ti por el comentario... Lo de la comisión no estaría mal, pero me temo que sería algo bastante complicado... Un abrazo.

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