La Celestina: lo humano al desnudo

El últimp año del siglo XV aparece un libro, firmado por Fernando de Rojas, destinado a convertirse en uno de nuestros grandes clásicos gracias, sobre todo, a la fuerza de un personaje que llegó a formar parte de nuestro idioma (lo que demuestra hasta que punto caló en la imaginación de los lectores): el de la vieja alcahueta, bruja, astuta, elocuente y orgullosa Celestina.

Se trata de una obra muy dura y descarnada, que nos ofrece una visión de la sociedad de la época y de la vida en general pesimista y oscura. Sus personajes son todos seres encerrados y atrapados en su propio egoísmo, incapaces de comunicarse o establecer ningún lazo que no sea el materialismo, el interés y el pragmatismo. La vida se nos presenta como un afán desenfrenado de disfrutar contrarreloj de unas pasiones que solo llevan a la destrucción y a la muerte, después de la cual no parece haber nada. Una visión que condensan muy bien las palabras de Pleberio, que segurament erecogen la visión del propio Rojas y que cierran como una losa la obra: ¿Por qué me dejaste triste y solo en este valle de lágrimas?


La obra es un claro reflejo de la época y la sociedad en que surgió, una época a medio camino entre la Edad Meida y el Renacimiento y que sufre la crisis que suponen todas las transiciones: los valores medievlaes ya no funcionaban, y todavía no habían irrumpido plenamente los renacentsitas, que habrían de sustituirlos devolviendo al hombre el optimismo, la confianza en el mundo y en él mismo. Así que de momento, lo que  tenemos es una sociedad medieval en decadencia, cuyos personajes ya no cumplen con su papel y cuyas creencias han perdido autenticidad. De  ahí el pesimismo y la crítica hacia esa sociedad, lógica en la voz de un converso como Rojas, que tenía la suficiente distancia del mundo que retrata como para ver con mayor claridad que el resto sus hipocresías y sus lacras.

Pero gran parte de la genialidad de la obra radica en que, a pesar de estar tan anclada en su época, se ha convertido en un clásico intemporal cuyas ideas siguen teniendo, en gran medida y muchas veces por desgracia, vigencia. Porque el egóismo, el materialismo, la hipocresía, la fuerza incontestable del azar, el acecho constante de la muerte o el poder destructor del paso del tiempo o de las pasiones que a veces nos dominan siguen estando presentes en el mundo... y me parece que no han dejado de estarlo desde que se escribió La Celestina. Tal vez porque formen parte de esa naturaleza humana  que Rojas nos muestra completamente al desnudo, como le "reprochó" suavemente Cervantes en el "donoso escrutinio" del Quijote.

Aquí teneíes la presentación para acercaros a esta obra única y, por tanto, difícilmente clasificable y etiquetable.

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