"Mar" de Juan Ramon Jiménez: comentario


 1.- IDENTIFICACIÓN DEL TEXTO, DEL AUTOR Y CONTEXTUALIZACIÓN 

Este poema pertenece al Diario de un poeta recién casado, escrito por Juan Ramón Jiménez en 1916 durante el viaje que hizo a Nueva York para casarse con Zenobia Camprubí. El libro, dividido en seis partes (este poema pertenece a la segunda, El amor en el mar) tiene estructura de diario y cada poema aparece encabezado por la fecha en que se escribió (este es del 5 de marzo). Recoge las impresiones y reflexiones del poeta ante diferentes aspectos de ese viaje; en este caso, el contacto con el mar, que para Juan Ramón fue impactante y supuso toda una revolución poética. De hecho, el mar es el gran protagonista de muchos poemas, un elemento fundamental en otros y el propio poeta propuso como otro título para el libro Diario de poeta y mar.

Este libro marca un cambio fundamental en la evolución poética de Juan Ramón y con él deja atrás su primera etapa (que el propio poeta denominó "sensitiva") intimista, modernista y simbolista: poemas que expresan emociones neorrománticas, a través del simbolismo del paisaje y una lengua sensorial, colorista, rítmica y una métrica, muy cuidada, desde los octosílabos de sus primeros libros de acento becqueriano (Rimas, Arias tristes), a los versos largos y el ornamento de sus obras más marcadamente modernistas a partir de 1908 (Pastorales, Elejías, Sonetos espirituales, La soledad sonora o su famosísimo libro de prosa poética Platero y yo)

Diario de un poeta recién casado inaugura así su segunda etapa que él denominó su "etapa intelectual", en la  que aparece ya la búsqueda de una poesía pura, desnuda de toda anécdota, ornato y artificio, que persigue una expresión esencial y desnuda que capte y exprese, precisamente, la esencia eterna de la realidad. Se trata por tanto de una poesía conceptual e intelectual que combina la razón y la emoción, y le aproxima a la postura intelectual y racionalista del Novecentismo o Generación del 14. Otras obras de esta etapa serán Eternidades o Piedra y cielo. 

Este carácter intelectual se volverá ya metafísico en su tercera etapa, los libros escritos durante el exilio a partir de 1936, que él denominó “suficiente” o “verdadera”, en la que el poeta consigue que ese captar la esencia verdadera y eterna de las cosas de su poesía la convierta en un acto creador de la realidad. Su expresión se hará cada vez más esencial y desnuda, y con mayor densidad conceptual, predominando el verso libre (cuyo uso se inicia precisamente con el Diario) y la imagen visionaria, en obras como Animal de fondo o Dios deseado y deseante.

Ese cambio desde su Modernismo inicial a la búsqueda de una poesía pura es perceptible en este poema: lo sensorial ha desaparecido frente a lo conceptual; predominan los sustantivos y los verbos, y los adjetivos no transmiten valores sensoriales u ornamentales, sino que son semántica y conceptualmente muy importantes. Y el mar, con el que el poeta se identifica, se convierte en símbolo pero no emocional sino intelectual: un símbolo que transmite la idea que tiene el poeta del universo y de sí mismo; es decir, un símbolo casi metafísico. La poesía se libera del corsé de las formas métricas tradicionales, y aparece el uso de un verso libre, medio y suave, que consigue el ritmo a través de recurrencias léxicas y sintácticas, y leves asonancias.

Diario de un poeta recién casado supuso una novedad rupturista en el panorama poético de la época (algún crítico dijo que después de él era imposible escribir poesía como se hacía antes sin resultar anacrónico) y, aparte de vincularse al Novecentismo o Generación del 14, también abrió caminos para la irrupción de las Vanguardias  que estaban ya gestándose en Europa, por ese afán innovador y de ruptura con lo anterior, por la búsqueda de la poesía pura, despojada de lo anecdótico  o lo puramente emotivo y particular (que estará en la base de la obra de muchos poetas de la Generación del 27) y por el uso de procedimientos muy innovadores como el verso libre, la mezcla de verso y prosa (con la ruptura genérica que conlleva) o la inclusión de elementos no directamente poéticos (como anuncios o frases en inglés).

2.- ARGUMENTOS, TEMAS Y ESTRUCTURAS

El poeta está contemplando el mar y, al personificarlo y hablarle en segunda persona, transmite las impresiones e ideas que le suscita, y que le emocionan intensamente (de ahí las exclamaciones) porque en ese mar agitado, fuerte, solo, pleno y creador ve un reflejo del mundo (creando el espectáculo completo de nuestro mundo de hoy) pero también de sí mismo, del propio poeta (por encontrarte o porque yo te encuentre).

El mar se convierte en el poema, por tanto, en un símbolo, pero no es un símbolo emotivo (al estilo de los modernistas, que se identificaban con el paisaje para expresar emociones como la tristeza, la nostalgia, la soledad o el desamor) sino un símbolo intelectual, conceptual: el mar simboliza una concepción, unas ideas, del universo y del propio poeta (es casi un símbolo metafísico, del "ser"). Todo esto es característico de la etapa intelectual de la evolución del poeta, en que la poesía se convierte en una forma de conocimiento y los poemas se llenan de un equilibrio entre la razón, los conceptos, el conocimiento, la concepción de la realidad por una parte, y la emoción que suscita por otra (en el poema, presente sobre todo a través de las exclamaciones, que destacan determinadas ideas o aspectos que provocan esa emotividad). Y así, el mar simboliza "la vida, la soledad como forma de conocimiento, el ser del propio poeta, el presente eterno, el universo que cambia y permanece a la vez "

El poeta describe sus impresiones sobre el mar ("parece que") destacando algunos de sus rasgos conceptuales (no características sensoriales): de hecho, parte de la impresión visual de ese mar agitado y oscuro (desorden sin fin, hierro incesante) pero que describe ya con metáforas que connotan cualidades abstractas como el caos o la fuerza, y luego nos transmite su inmensidad (qué inmenso demostrarte),  su soledad (rasgo destacado insistentemente por las repeticiones: tu desnudez sola, a ti mismo, mar único a ti solo y en tu misa y sola), su capacidad creadora de sí mismo (estás como en un parto dándote a luz), su lucha fatigosa (que luchas, con qué fatiga), su plenitud (plenitud de plenitudes). Y son estos rasgos conceptuales los  que hacen que podemos identificarlo con el universo pero también con el propio poeta, que se identifica con él y que como él, desde su soledad, también busca la creación, la unidad y la plenitud por debajo del caos aparente. Y es precisamente esa identificación la que provoca la emoción, como se destaca en el verso final, que repite, tras unos puntos suspensivos, el verso tercero pero con tono exclamativo..  Y como el mar, también el universo y el propio poeta "se crean" mediante la palabra que los nombra (idea que aparece en los versos 6 /7; sin compañero o sin compañera según te diga el mar o la mar), aspecto que será fundamental en muchos de los movimientos de Vanguardia que se basarán en este poder creador que, como el mar, tiene la palabra y la poesía.

Pero, como dijimos,  es la identificación del poeta con el mar la clave de la emoción, de ahí la repetición del verso 3 al final, en el 15 (dándole al poema cierto aire de estructura circular) pero con tono exclamativo: por encontrarte o porque yo te encuentre, al decir que, que el mar se encuentre o que el poeta lo encuentre, para el poeta parecen ser lo mismo: también el poeta a través de la palabra y la poesía quiere encontrar la esencia de la realidad y de sí mismo, y de esta forma, tener en sí mismo a todo el universo, que es lo que Juan Ramón expresará sobre todo en su última etapa de poesía suficiente o verdadera, en que la poesía capta esa esencia eterna de la realidad, y la expresa y la crea mediante la palabra, convirtiendo al poeta en una especie de Dios (Dios deseado y deseante), creador del mundo, pero también de sí mismo. De este modo, "la poesía se convierte en forma de conocimiento y se identifica con la belleza, con la eternidad y la idea de absoluto."

3.- CARACTERÍSTICAS FORMALES

METRICA

En el poema predominan los versos endecasílabos y heptasílabos (sólo el verso 8 y el 11 son eneasílabos), combinación clásica en nuestra literatura desde su introducción en el Renacimiento tomados de la literatura italiana en estrofas como la estancia, la lira o la silva. Sin embargo, el poema no sigue ninguna estrofa tradicional ni tiene un esquema de rimas claro (aunque es posible encontrar algunas rimas asonantes: v2-4 incesante /demostrarte; v 6-8: compañero/ completo v 7 -10: creando / parto, v 11-13 fatiga /misma).

Por tanto, podemos hablar de una combinación entre ese predominio de versos clásicos y el verso libre, que no sigue un esquema métrico fíjo ni determinado, y donde el ritmo se logra a través de recurrencias y estructuras binarias, por ejemplo.

LENGUA Y RECURSOS ESTILÍSTICOS

En este aspecto es también muy evidente el cambio en la poesía juanramoniana desde sus inicios modernistas: han desaparecido las metáforas y comparaciones complejas o delicadas, la abundante adjetivación, los efectos sensoriales, la proliferación de cultismos, el léxico exótico. La poesía busca ahora la pureza a través de la desnudez, la sencillez y la concentración conceptual: se elimina todo lo anecdótico u ornamental, y cada palabra es importantísima por la carga conceptual que aporta.

Así, por ejemplo. los adjetivos ya no son tan abundantes y la mayoría no transmiten valores sensoriales sino conceptuales, abstractos (incesante; sola, completo, único, incluso inmenso..). En esta nueva etapa poética mucho más importante que las cualidades de las cosas son los conceptos, en los que reside la esencia de la realidad, que es lo que la poesía pura busca captar y expresar. De hecho, varios de los adjetivos se relacionan con los campos nocionales del poema, relativos a la unicidad/ soledad (desnudez sola, mar único, sin compañera, sin compañero, a ti mismo, a ti solo), a la grandeza, la completitud, lo absoluto (sin fin, incesante, inmenso, espectáculo completo, plenitud de plenitudes) y a la creación (creando, parto, dándote a luz) que aparece relacionada con términos como "fatiga" o "lucha" (la creación conlleva esfuerzo).

Por otra parte, las formas verbales aluden a un presente en el que tal vez se encuentre el secreto de lo eterno (otra de las búsquedas de la poesía juanrramoniana): predomina el presente de indicativo (parece, luchas) que se combina con formas no personales como el infinitivo (encontrarte, demostrarte) o con la perífrasis durativa estás dándote a luz. También encontramos dos formas en subjuntivo (encuentre, diga),que expresan precisamente la subjetividad del poeta, su anhelo de encontrar (que yo te encuentre) y su capacidad creadora (según te diga). De hecho, el único adverbio del texto, "hoy", alude a ese tiempo presente en el que se encierra la plenitud (espectáculo completo de nuestro mundo).

También es muy significativa la aparición del plural inclusivo "nuestro", que hace que el lector se vea incluido en esta "completitud", esa totalidad que representa el mar.

Aparte de estos aspectos, en el poema encontramos otros recursos estilísticos como:

  • El apóstrofe (mar): el poeta se dirige al mar en segunda persona, personificándolo, poniéndolo a su mismo nivel y expresando así ya desde el principio, esa identificación con él y con todo lo que de él nos dice (o sea, que al hablar del mar, nos está hablando de él mismo, sobre todo como creador que busca, como el mar, "encontrar" la belleza, el absoluto, la eternidad)
  • Metáforas para describir al mar en la primera impresión que recibe de él el poeta, y que expresan su apariencia: su movimiento caótico (desorden sin fin) y su color oscuro (hierro incesante, metáfora que sugiere ya una cualidad abstracta del mar: su fuerza), apariencia tras la cual encontrará su verdadera esencia en el resto del poema (el mar en su soledad y plenitud se está creando constantemente a sí mismo)
  • También la capacidad creadora del mar, con la que se identifica el poeta, se expresa mediante la metáfora estás dándote a luz, en la que se inserta una comparación semánticamente muy relacionada (como en un parto): la creación implica esfuerzo, casi dolor, aspecto que subraya el inciso exclamativo ¡con qué fatiga!
  • Las exclamaciones retóricas son importantísimas a lo largo del poema, para expresar la exaltación, la emoción que siente el poeta ante esa contemplación del mar que suscita en él esa identificación con su actividad creadora, de búsqueda del absoluto, de la esencia de la realidad. Algunas se introducen en forma de incisos como la que transite esa primera impresión (¡oh desorden sin fin, hierro incesante!), o para expresar la emoción ante la grandeza, la soledad y su relación con absoluto (versos 4-9) ante el esfuerzo que supone la creación (¡con qué fatiga!), y por último, la emoción de esa identificación del poeta con el mar que nos está describiendo, y que hace que el último verso sea una repetición en tono exclamativo de un verso del principio (v 15).
  • Son muy importantes las recurrencias semánticas (significados que se repiten: a ti mismo, a ti solo, en tu misma y sola plenitud, desnudez sola) y las repeticiones léxicas, ya sea en forma de anáfora (a ti,v 12-13), epanadiplosis ( en el verso 12, en cierto modo simétrico) o los políptoton (encontrarte /encuentre, compañero /compañera,  plenitud /plenitudes, solo/sola, mismo/ misma) Las repeticiones siempre, aparte de destacar, subrayar o insistir en determinados significados, contribuyen al ritmo del poema, lo cual es especialmente importante en poemas como este que emplean el verso libre, en el que el ritmo ha de conseguirse por recursos diferentes a la regularidad métrica tradicional
  • Y aunque no podamos hablar de bimembraciones sí son muchas las construcciones binarias, que contribuyen también a ese ritmo: desorden sin fin, hierro incesante; por encontrarte o porque yo te encuentre, sin compañera o sin compañero, el mar o la mar. En este último ejemplo tenemos además una correlación (cada término de la construcción se relaciona con el término correspondiente de la otra: compañera/ el mar; compañero / la mar) para expresar ese poder creador del lenguaje que, al nombrar la realidad, la crea (el mar será algo masculino o femenino según como lo nombremos; de hecho es uno de los pocos sustantivos ambiguos en castellano que, efectivamente, puede utilizarse en ambos géneros)

Así pues, en este poema encontramos muchos rasgos de esa búsqueda de una poesía pura definitoria de la segunda y tercera etapa de la trayectoria de Juan Ramón Jiménez tras su primera etapa modernista:

  • Por el contenido, se trata de una poesía intelectual que, depurando el poema de la anécdota y el sentimentalismo personales, busca la esencia conceptual de la realidad, que la poesía capte y nombre esa esencia, expresando también la emoción que ello produce. Se trata por tanto de una poesía conceptual y hasta cierto punto metafísica.
  • En el poema predominan los conceptos y las ideas abstractas, expresadas sobre todo a través de sustantivos y verbos en presente (que buscan lo eterno y lo absoluto): el poema recoge una conceptualización del mar, más allá de las impresiones sensoriales que suscita (que serían la apariencia tras la cual el poeta busca su verdadera esencia a través del intelecto). 
  • La poesía se deshace de todo lo ornamental, lo accesorio, lo puramente sensorial, y busca una expresión sencilla y desnuda que capte la verdadera esencia de las cosas. Esto se percibe por ejemplo en la desaparición de recursos como metáforas brillantes, valores sensoriales o léxico exótico, y en que el uso de la adjetivación es menos abundante y recurre a adjetivos con una carga conceptual, más que sensorial u ornamental.
  • En cuanto a la métrica, se abandona el uso de la métrica tradicional y su renovación a través de los versos largos o las combinaciones de rimas consonantes: se utiliza un verso libre sencillo con leves asonancias, en el que el ritmo se consigue sobre todo a través de repeticiones y construcciones binarias.

También te puede interesar:

Comentarios