Federico García Lorca: el hombre, la tragedia, el mito.
"Donde estaba Lorca todo era alegría".
Gregorio Prieto, pintor amigo del poeta.
Federico García Lorca nació en Fuentevaqueros (Granada) en un año importantísimo para la historia y la literatura españolas, 1898, y habría de morir dramáticamente, víctima de un sino trágico parecido al que late en todas sus obras -pero más trágico incluso-, en otro año tristemente crucial, 1936.
Lorca es una figura fundamental tanto por su obra literaria como por su actividad pública, y además numerosos testimonios nos hablar de una personalidad deslumbrante y un carisma magnético como conversador, orador o recitador.
Pronto vería publicados sus poemas, al instante muy reconocidos y valorados. Es el autor de libros de poemas trascendentales en la historia de nuestra literatura y maravillosos , en los que mezcla magistralmente las formas, el estilo y el ambiente de la poesía popular con los procedimientos expresivos más rompedores o vanguardistas, y en los que eleva el mundo andaluz y gitano (pueblo marginal y oprimido) a la categoría de mito representativo de los grandes traumas y misterios del ser humano: la búsqueda de la felicidad y los límites y frustraciones a que nos condena la realidad, social o cósmica (el eterno choque entre la realidad y el deseo), el ansia de libertad, el amor, el sexo, el poder destructivo de las pasiones, el destino trágico esencial de nuestra vida, que termina inexorablemente en la muerte... Esta es la esencia de obras como Canciones, el Poema del Cante Jondo o el maravilloso Romancero Gitano.
En 1929, tras una profunda crisis sentimental y personal, provocada entre otras cosas por su ruptura con el escultor Emilio Aladrén, sus enfrentamientos con sus amigos Buñuel y Dalí, que se mostraron muy críticos con su exitoso Romancero gitano, y su hartazgo por su encasillamiento como "poeta gitano", que él rechazaba, viaja a Nueva York, y el contacto con ese mundo nuevo, colosal y deshumanizado, de la gran ciudad capitalista, le impactó profundamente y tuvo como fruto una serie de poemas surrealistas: Poeta en Nueva York, uno de sus libros más difíciles e impactantes, en donde con imágenes de pesadilla, aparte de sus impresiones personales, denuncia la opresión que sufren los negros (de nuevo, su atención se centra en el débil, el oprimido, el marginado).
Hay quien ha querido ver en todo esto (ese interés por los marginados, esa especial atención al ansia de una realización personal que choca con las normas sociales o morales establecidas) una proyección de su condición homosexual, que la crítica actual acepta hoy casi unánimemente pero que él nunca reconoció. De hecho, Luis Buñuel, en su libro de memorias, cuenta como Dalí, que era tremendamente homófobo, acorraló a Lorca intentando hacerle confesar si era cierto o no el rumor de que era homosexual, lo que provocó un gran enfado en el poeta granadino y que rompieran lo que hasta entonces había sido una profunda amistad.
De vuelta a España, y ya con el gobierno de la República (que tenía entre sus máximas preocupaciones la educación y la cultura del pueblo), en 1932 fue nombrado co-director de la compañía estatal de teatro La Barraca, y con ella recorrió los pueblos de España llevando a la gente no un teatro populachero y comercial, sino las grandes obras de nuestro teatro clásico, de Lope de Vega o Calderón, muchas de las cuales llevaban años sin representarse en los escenarios, al mismo tiempo que él escribía obras renovadoras y poéticas (Mariana Pineda, Bodas de Sangre, Yerma, Dª Rosita la Soltera...). Ese interés por abrirse a los demás y realizar una labor que acercara la cultura al pueblo le fue absorbiendo cada vez más, y con ella llegó de nuevo a cruzar el Atlántico, pero en esta ocasión para dirigirse a Hispanoamérca, donde promovió con gran éxito la representación de obras teatrales clásicas y vanguardistas (entre ellas, claro está, las suyas propias) y donde dio todo un ciclo de conferencias. Su última obra de teatro, La casa de Bernarda Alba, fue escrita en 1936, y parece también (ya lo veremos) una trágica premonición de lo que sucedería en España.
Porque ese mismo año, en el ambiente enrarecido previo al estallido, Lorca tuvo la posibilidad de irse al extranjero (tenía proyectos teatrales en México). Pero en medio de la incertidumbre, decidió volverse a Granada (tal vez por una sensación inconsciente de seguridad, la seguridad de estar en su casa y con su familia) y se dispuso a pasar el verano en su pueblo natal, porque además y entre otras cosas, jamás había sido un activista político relevante y en alguna ocasión, cuando se le preguntó por su tendencia política, manifestó que "se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico". De hecho, nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas, y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos por una cuestión ideológica (tenía amigos falangistas, como el propio José Antonio Primo de Rivera). Además, no quería abandonar España porque decía que no se veía capaz de vivir en otro sitio. Sus palabras dejan claro que para él la política estaba por debajo de muchas otras cosas:
Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política
Pero en todo caso, su colaboración en la actividad pública durante la República y sus declaraciones siempre a favor de los menos favorecidos y una justicia social revolucionaria, le convertían en una figura incómoda para la derecha. En Granada se refugia primero en su casa, en la Huerta de San Vicente, pero como no se siente seguro, pide ser acogido en la casa de su amigo el poeta Luis Rosales, de una familia de conocidos falangistas. El 16 de agosto, en medio de un exagerado despliegue militar (rodean la casa hombres armados, incluso algunos por los tejados, para impedir una inveosímil huida del poeta por ahì) Federico fue detenido, tras una denuncia (hay quien dice que anónima, hay quien dice que firmada por un político falangista) en la que se le acusaba, entre otras cosas, de ser contacto de los rusos a través de una radio clandestina y de homosexual.
Durante dos días no se supo nada de él. Tampoco están claros todavía los detalles de lo que sucedió. .Se tiene constancia de una declaración que el poeta Luis Rosales (ideológicamente afín al franquismo) había hecho al jefe provincial de Falange, intercediendo por Lorca en los días que precedieron a la detención, Manuel de Falla también intentó evitar el desastre, e incluso desde Londres, el por entonces presidente del Pen Club (y autor, entre otras obras, del relato que leímos hace poco, "El caso del difunto Mr. Elvesham") escribió una nota a las autoridades militares de Granada pidiendo tener noticias pronto de lo ocurrido con él cuando el poeta ya había sido detenido.
Pero todo fue inútil. Su cuerpo fue encontrado días más tarde entre otros, al borde de un camino. No está claro si la ejecución se produjo en la madrugada del 17 o la del 18. Se sabe que del Gobierno Civil pasó a una cárcel improvisada en el pueblo de Víznar. En algún documento de la época se alude a un piquete de guardias con orden de fusilar a cuatro personas. Uno de ellos era Federico, a quien mataron “en el campo de instrucción de las tropas, antes de llegar a la Fuente Grande, a la derecha de la carretera, según se va hacia Alfacar...”. También se cuenta que uno de los guardias que lo fusiló llegó a la taberna alardeando de haber pegado dos tiros "al poeta de la cabeza gorda" "por maricón".
Buñuel en su libro de memorias "Mi último suspiro", cuenta que Lorca era una persona con un gran temor al dolor físico, y que cada vez que se acordaba de él, no podía evitar pensar qué habría sentido aquella noche, entre desconocidos, en aquel furgón en que lo llevaban para fusilarle.
Aquí tenéis el testimonio de Félix Grande sobre el asesinato de Lorca. Imposible escucharlo sin un nudo en la garganta:
Así pues, su muerte se produjo, en uno de los "paseos" frecuentes en la guerra civil, firmado por el gobernador civil de Granada, José Valdés Guzmán, probablemente tras la denuncia de Ramón Ruiz Alonso derechista fanático que estaba vinculado a la CEDA (Confederación española de Derechas Autónomas), que era jefe provincial de la Falange Española y participó en la detención. Pero los verdaderos motivos singuen sin estar claros. La versión oficial es que fue ejecutado por su simpatía hacia el Frente Popular (confederación de partidos de izquierda que apoyaban a la República) y por su condición de homosexual, algo también prohibido e inadmisible para la mentalidad de la época, especialmente en le bando franquista. aunque ya dijimos que era algo que él nunca reconoció. Otros dicen que el motivo pudo ser la animadversión de la derecha hacia el padre de Lorca, por ser un "cacique progresista". Hay quien dice también que los que le detuvieron consultaron al mismísimo general Queipo de Llanos, máxima autoridad de los sublevados en Andalucía, y que este habría ordenado que a Lorca "le dieran mucho café",.
Curiosamente, en el certificado de defunción extendido en 1940 por el Registro Civil de Granada, consta que Lorca murió como consecuencia de “heridas producidas por hecho de guerra”, y los investigadores señalan que Francisco Franco, cuando se le preguntaba por su muerte, prefería decir que Lorca murió en una riña de gitanos, y muchos de los que apoyaban al dictador se hiciceron eco de lo publicado por un periodista francés en diciembre de 1956, diciendo que el poeta había muerto durante una riña de homosexuales. Tal vez preferían dar esta versión y no asumir su fusilamiento, porque incluso ellos sabían que era un asesinato injusto y terrible, como todos, pero más vergonzoso por ser la víctima un poeta querido, respetado y admirado.
Serán los hispanistas ingleses, con Ian Gibson a la cabeza (aquí podéis ver una entrevista en la que habla sobre ello), los que abran la investigación sobre lo ocurrido en realidad, que ha sido objeto de libros, documentales, películas, canciones y series de televisión dentro y fuera de nuestras fronteras, lo que ha contribuido a hacer de Lorca un mito, algo que sería justo incluso sin una muerte tan trágica.
Y es imprescindible destacar que Lorca es uno de los poetas españoles más grandes y universales (curiosamente, a pesar de lo aparentemente localista y andaluz de su poesía) de todos los tiempos:
Aquí tenéis unas cuantas imágenes reales de Federico en filmaciones de la época:
Y en esta página tenéis mucha información, audiciones e imágenes sobre él.
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