"Romancero gitano": técnicas narrativas y estilo

 

Ilustración de Fernando Vicente - Romancero Gitano Ilustrado

También en este aspecto Lorca conjuga tradición y vanguardia, lo popular y lo culto: por una parte, hay aspectos tanto técnicos como estilísticos tomados del Romancero tradicional y la poesía popular (el fragmentarismo, los diálogos sin verbo introductor, la alternancia de los tiempos verbales, todos los recursos basados en la repetición, como repeticiones de palabras, paralelismos, anáforas, epanadiplosis...); por otra, hay aspectos tomados de las vanguardias y la tradición culta, especialmente gongorina.

TÉCNICAS NARRATIVAS

  • Suele haber una preferencia por la narración lineal, aunque a veces se producen saltos hacia atrás (Así, en “El emplazado” debe suponerse que el angustioso monólogo introductorio es posterior al anuncio del emplazamiento) o simultaneísmo (“Burla de Don Pedro a caballo”, en el que alternan la narración y las “lagunas”)
  • Predomina el narrador en 3ª persona (solo en "La casada infiel" hay un narrador protagonista) que a veces dialoga con los personajes e incluso es aludido por ellos (en el "Prendimiento de Antoñito el Camborio"), casi como si fuera un personaje más.
  • Combinación de narración y diálogo (generalmente de forma bastante abrupta y sin verbo introductor) que tienen como resultado la dramatización. Puede tratarse de diálogos entre los personajes, de la presentación directa del parlamento de uno de ellos, del diálogo del  autor con sus criaturas o de los monólogos de éstas. Se consiguen así indudables efectos de animación y vivificación de la materia poética.
  • Elipsis.: en muchos romances, el narrador no cuenta o elude alguno de los momentos más importantes del argumento (por ejemplo, en “El emplazado”, el narrador escamotea el hecho de la muerte y ofrece situaciones alusivas, no explícitas). Esta técnica aparece incluso en los poemas más sencillos (por ejemplo, ¿qué le ocurre a Soledad Montoya? Podemos conjeturarlo, pero no afirmarlo). La elipsis persigue el hermetismo y la desrealización de todo el conjunto.

La elipsis, junto con la metáfora,  la metonimia y símbolos son recursos que logran la condensación expresiva, pero también el hermetismo y la desrealización.

  • La elusión de la anécdota o argumento se consigue también por otros procedimientos, como la falta de referencias extratextuales para algunas imágenes. Sin embargo, la anécdota no carece de importancia en los poemas de Lorca: aunque no es el fin del poema, es lo que le confiere unidad con su “hilo invisible”. El resultado es un deliberado hermetismo que da la visión de un universo ambiguo y oscuro.
  • Desde el punto de vista compositivo, los romances ofrecen una distribución externa de blancos y asteriscos, procedimiento que tiende a separar acciones y bloques totales de significación, como si fueran "escenas"
  • Hay una tendencia a la organización del poema en fuerzas opuestas, enfrentadas  o antitéticas que se proyectan a veces en espacios antitéticos: luna /niño y cielo / fragua; la muchacha suicida en el interior /el caballista que llega desde el mar; la monja gitana / los caballistas y el convento / la serranía, infierno / gloria; noche / día;  presentación negativa de la guardia civil / ciudad gitana alegre.

ESTILO

  • Metáforas. La obra es una colección encadenada de brillantes imágenes, impensables sin la Vanguardia (Ultraísmo, Creacionismo, incluso Futurismo y, sobre todo,  Surrealismo). El prestigio inicial del libro se basó en buena medida en la novedad y brillantez de las metáforas, en un momento en que este era el recurso poético por excelencia.  Su abundancia tiene como consecuencia la desrealización y el hermetismo, y en ella a la influencia de las Vanguardias se une el influjo gongorino por una elusión del plano real sin parangón. Por encima de influencias, las metáforas lorquianas resultan muy novedosas. Es frecuente la prospopeya (personificación) e incluso el animismo (“el mar baila por la playa / un poema de balcones”, “la noche busca llanuras /porque quiere arrodillarse” “el viento furioso muerde en las tejas de pizarra” , “la luna vino a la fragua /  con su polisón de nardos” “el viento, gato garduño...”). Igualmente sorprendentes son metáforas como la “luna de pergamino” que toca Preciosa, o “las piquetas de los gallos” que “cavan buscando la aurora” (por poner sólo algunos ejemplos). Pero no son meras imágenes decorativas:  la brillantez del estilo está siempre al servicio del significado. De Góngora aprendió también el autor el uso de la metáfora como factor constructivo y estilístico. La metáfora es un elemento que da lirismo y al mismo tiempo desrealiza el mundo representado, transformando la narración.
  • Metonimias.- Son muy frecuentes las imágenes metonímicas, por ejemplo, los “martillos” por los gitanos de las fraguas, las “navajas” o los “puñales” por los contendientes (que expresan la violencia), “crines y espadas”  por caballos y soldados en el “Martirio de Santa Olalla”. La irrupción de la Guardia Civil en la ciudad gitana  se describe con una serie de metonimias, y el barco y el caballo del “Romance sonámbulo”, son signos metonímicos de la vida del contrabandista decisivos en su clima de misterio. También aparecen algunas comparaciones (las navajas relucen "como los peces", la iglesia que se compara con un oso) y sinestesias ("blancor almidonado", "agrio verde").
  • Mitos.- la sucesión de símbolos (aunque el símbolo es objeto de pregunta aparte) da lugar a la creación de mitos: los poemas representan, mitificadas, situaciones o grandes temas relativos a la existencia humana o a fuerzas cósmicas. Además de la creación de mitos personales, el libro recoge mitos paganos (pánicos y báquicos) y cristianos, sobre todo cristológicos, que se manifiestan en casi todas las situaciones en las que hay un sacrificio (por ejemplo, “El martirio de Santa Olalla”).Las alusiones mitológicas o culturalistas (a personajes mitológicos, religiosos o literarios, por ejemplo) también contribuyen al hermetismo y la desrealización.
  • Mezcla de léxico culto (cultismos) y popular (por ejemplo, diminutivos, frases hechas…).
  • Recursos y rasgos lingüísticos característicos del romancero tradicional (que en esos años recuperaban estudiosos como Menéndez Pidal y sus discípulos). Lorca no se limita a copiarlos, sino que los estiliza, integrándolos perfectamente con las imágenes o estructuras más cultas, rompedoras o vanguardistas.
    • Diálogos en estilo directo, a veces sin verba dicendi..- recurso utilizado en el Romancero tradicional para producir la impresión de contar una historia que “se actualiza ante los ojos” , que se presencia.
    • Uso de paralelismos, anáforas (“Ya la coge del cabello / ya la camisa le rasga” “voces de muerte sonaron, voces de muerte cesaron”) y frecuentes repeticiones (“el niño la mira mira"; "el aire la vela, vela", "por el monte, monte, monte").
    • Reiteraciones, epanadiplosis, repeticiones, recurrencias que parecen casi estribillos....)(/ej.” Verde que te quiero verde... el barco sobre la mar y el caballo en la montaña” en el “Romance sonámbulo”). Recurso de raíz popular que sirve tanto para contribuir al ritmo como para destacar determinados elementos.
    • Fragmentarismo (finales abruptos, comienzos “in medias res”; por ejemplo, la" Muerte del Camborio" o "Reyerta")
    • Uso del “que” incoativo (“Y que yo me la llevé al río”).
    • Alternancia en el uso de los tiempos verbales (ejemplo: cambio del presente al pasado, o viceversa: “la luna vino a la fragua (...) mueve los brazos”).
    • Apóstrofes a personajes (Antonio Camborio), lugares (“oh ciudad de los gitanos” ), al lector (u oyente: estos romances tenían una clara vocación oral que Lorca parece recoger: “dejadla lejos del mar sin peines para sus crenchas” –“Rom de la Guardia Civil”). Antoñito el Camborio dirige uno al propio García Lorca (autor/narrador)
    • Uso de oraciones exclamativas (“¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!”) con valor ponderativo o afectivo.
  • Fusión de lo narrativo con lo lírico. (recurso en el que también se percibe el influjo gongorino) Para ello, Lorca utiliza una técnica que consiste en alternar sencillos fragmentos claramente narrativos, casi prosa rimada (aunque a veces con mucha carga simbólica), con pasajes más complejos llenos de metáforas y densidad expresiva. 



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