"Romancero gitano": los temas trágicos

Ilustración de Jorge Perellón para la editorial Cálamo.

El destino trágico del pueblo gitano es el tema central del Romancero gitano, poemario poblado por personajes condenados a un final funesto, bien en forma de muerte, bien en forma de infelicidad y frustración, como consecuencia del  choque entre sus deseos  (su instinto, sus anhelos) y fuerzas que se oponen: sociales, (la autoridad representada por la Guardia Civil, la cultura paya, ajena y opresora, los propios códigos de la sociedad gitana y su violencia),  morales (el matrimonio, la religión) o existenciales (la muerte, la predestinación). 

Por tanto, son varios los temas relacionados con esta visión trágica del mundo gitano (y de la vida en general).

En primer lugar, ese final desgraciado que aparece de esas dos grandes formas:

  • La muerte: son muchos los personajes que acaban muertos, bien de forma violenta (Juan Antonio de Montilla en Reyerta, el Camborio, los gitanos de la ciudad arrasada por la Guardia Civil, Olalla víctima de su Martirio), bien por suicidio por amor (el Romance Sonámbulo), bien por fuerzas cósmicas (el Emplazado, Muerto de Amor). Ni siquiera un ser inocente como un niño escapa a ese destino mortal trágico (en el Romance de la luna luna).
    • Esa muerte aparece a veces subrayada como algo inevitable a través de la predestinación: la inevitabilidad de ese final trágico que se anuncia y se cumple de manera inexorable, anunciado por las estrellas, la luna, los naipes, rumores o un arcángel,  como si sobre él actuaran fuerzas cósmicas infalibles: en el Romance de la luna luna se anuncia la muerte del niño; al Amargo "se le emplaza" para el momento concreto de su muerte, lo que le hace vivir ese "plazo" con una angustia perenne; en San Gabriel el arcángel anuncia ya el destino trágico para el niño cuya concepción venía también a anunciar
  • La infelicidad, la frustración, el dolor, el miedo o el rechazo social: Preciosa asediada por el viento violador, La monja gitana, "enterrada en vida" en el gris del convento, la casada despreciada por su amante (y seguramente por el resto de la sociedad gitana), el Camborio despreciado por los suyos por no oponerse a la Guardia Civil, y sobre todo, Soledad Montoya, personificación de esa Pena, la Pena Negra, sentimiento precisamente de frustración, de infelicidad, de un anhelo perpetuamente incumplido que Lorca atribuye a todo el pueblo gitano.

A ese final trágico, funesto, llevan diferentes causas, fundamentalmente:

  • El amor, la pasión amorosa que aparece muchas veces identificada con una pasión carnal, con el deseo sexual, cuya satisfacción o cuya imposibilidad de satisfacción lleva al final trágico. Así, en La casada infiel (amor adúltero) o Tammar y Amnon (violación incestuosa) ese sucumbir al deseo amoroso desencadena la tragedia; en La monja gitana, el Romance de la Pena Negra, el Romance sonámbulo o Muerto de amor es la imposibilidad del amor o la satisfacción del deseo lo que lleva al funesto final. En Preciosa y el aire es el violento deseo sexual del violador el que amenaza a Preciosa (y la mantiene amenazada incluso cuando esta parece encontrar refugio). El amor casi siempre  se despoja de todo sentimentalismo y se ve reducido a puro deseo sexual.
  • La violencia aparece también como parte de la tragedia en varios poemas. Puede ser la violencia sexual de la violación en Tammar y Amon o la del viento en su acoso en Preciosa y el aire;  la violencia individual impuesta por los códigos del honor gitanos (como en Reyerta o el Camborio), o bien la violencia represora de la Guardia Civil, que humilla al Camborio en su Prendimiento, persigue al contrabandista herido del Romance Sonámbulo y se convierte en masacre colectiva en el Romance de la Guardia Civil Española. El Camborio, que aparece mitificado con rasgos cristológicos (como Cristo, primero sufre un prendimiento y luego le llega la muerte) sufre por tanto la violencia represora de esa cultura ajena que no lo comprende y no lo respeta, y la violencia feroz de los suyos, que primero lo desprecian por no oponerse y después acaban con su vida por envidia.

Estos temas aparecen expresados a través de todo un sistema de símbolos asociados a cada uno de ellos: por ejemplo, la luna, el verde o flores como las siemprevivas a la muerte; las estrellas o los naipes al destino inevitable, los muslos y algunas flores, al erotismo y la sensualidad; los caballos, a la pasión amorosa o el instinto sexual; las navajas o la sangre a la violencia. Este simbolismo es uno de los rasgos más característicos del mundo poético del Romancero.

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